
Hoy día pareciera que el mundo va muy rápido, incluso si nos fijamos en nuestra vida nos daremos cuenta que siempre buscamos avanzar como sea en todas las áreas: estudio, trabajo, sueños y, las relaciones amorosas no se quedan atrás. Ese “avance”- sí, lo ponemos entre comillas porque queremos confrontar un poco el término- muchas veces trae afanes que no nos permiten vivir un noviazgo pleno, que quizás, por el contrario, termina por confundirnos más. Por eso quisiéramos empezar por definir mejor qué es el noviazgo.
El noviazgo puede definirse de varias maneras, según el diccionario de la lengua española es una “Persona que mantiene relaciones amorosas con otra con fines matrimoniales” o también “Relación afectiva que una mujer y un hombre establecen con vistas a un posible matrimonio”. Queremos resaltar dos términos esenciales en estas definiciones: “fines” y “vistas a”, el noviazgo siempre conduce a un fin concreto que es el matrimonio, por lo tanto tiene- podría decirse- una función preparatoria.
La realidad del noviazgo en sí misma nos permite conocernos, poder establecer la relación o el vínculo que va a sostener a la pareja en el matrimonio. Por eso, queremos compartirles cuatro elementos que en nuestros casi 7 años de relación nos han guiado en este proceso.
1.Conocerse
El primer elemento es conocerse, para nosotros ha sido muy importante el conocimiento del otro, desde los elementos más superficiales- qué le gusta comer, dónde le gusta ir un fin de semana, sus hobbies- hasta los elementos más profundos- qué opina de la fe, qué tan importante es Dios es su vida, visiones compartidas sobre la sexualidad, madurez vocacional, vivencia de la caridad, su historia personal de vida, sus heridas personales, relación con su familia, entre muchas otras cosas. En la medida en que conocemos al otro, incluso sus heridas más profundas, podemos comprender mejor quién es.
Ejercicio práctico: en una hoja escribe cinco cosas que le gustan a tu pareja y cinco que no le gusten. Compartan sus respuestas y realicen este ejercicio ojalá una vez al año.
2. Discernir
A medida que va avanzando la relación, un elemento esencial y permanente es el discernimiento. Particularmente no creemos que Dios tenga “predestinada” a una persona para nosotros, sino que nos llama, en libertad, a elegir a quien amar de modo particular. Sabemos que quien quiera amar, debe aprender a recibir amor y en ese intercambio de amor que se da en la pareja es importante aprender a reconocer los elementos más esenciales que hacen que para mí, la experiencia de amar sea plena. Muchas veces no se trata de encontrar si la persona es buena o mala para mí, sino más bien si estamos realizando nuestra vocación al amor con esa persona. Recordemos que el noviazgo no contiene en sí una unión ante Dios, por eso en el discernimiento podemos descubrir que esa persona no es la más indicada para nosotros.
Ejercicio práctico: Tener un espacio de conversación donde puedan responderse a la siguiente pregunta ¿Qué descubriste en mí que llevó a que me escogieras como tu pareja?
3. Edificar
En el proceso de construir una relación, la pareja irá edificando una realidad conjunta, donde establecerán reglas (qué está permitido y qué no dentro de la relación), costumbres (celebración de alguna fecha importante, o actividades que harán con frecuencia, prácticas espirituales, etc.). Esto irá teniendo cada vez más peso a medida que pase el tiempo en la relación pues será un elemento importante en la vivencia del noviazgo. En este punto podemos decirles por experiencia propia que es un proceso de construir y deconstruir ¡déjense guiar por Dios! En su infinita misericordia les irá mostrando también qué elementos son esenciales y cuáles son más bien secundarios para su relación.
Ejercicio práctico: Discute con tu pareja cinco elementos que son esenciales para él/ ella para una relación saludable contigo.
4. No dejar de lado a Dios
Recordemos que el primero en habernos amado ha sido Dios, y se nos ha revelado como Padre, y Dios nos irá acompañando en este proceso de una manera cercana -si se lo permitimos- donde no pasaremos momentos fáciles, tendremos que afrontar miedos personales, dificultades en la relación, momentos de angustia y de alegría, pero independientemente del momento ¡Dios no nos suelta de la mano! Incluso cuando no hemos estado tan cerquita de Él siempre sale a nuestro encuentro con su infinito amor. A lo largo de la relación tendremos que volver una y otra vez a Dios, quien a su vez nos permitirá entender qué es lo más esencial de la relación y si con esa persona podemos estar o no.
Ejercicio práctico: Escojan un día de la semana donde compartirán una actividad espiritual juntos, ya sea ir a misa, visita al santísimo o hacer el rosario. Y ¿por qué no? cultiven una amistad cercana con un santo.
Estas son algunas bases que pueden contribuir a un buen noviazgo, seguramente existen muchas más. No pretendemos afirmar que el no tenerlas sea un indicador de que la relación acabará, pero sí permite construir una relación saludable y sobre todo que pueda prepararnos de la mejor manera para dar paso al matrimonio. Sabemos que no siempre es fácil construir estas bases, en realidad toman tiempo, paciencia y mucha perseverancia. Déjate también acompañar por personas que puedan aportar en este camino, como parejas, psicólogos, guía espiritual y así.
Nos despedimos no sin antes decirles que ¡ánimo! nunca dejemos de entegarle nuestras relaciones al dueño del amor. Si tienen alguna duda en cuanto a este tema ¡no duden escribirnos! estaremos dispuestos a ayudarlos.
Con cariño,
Isa y Gary (@volveraloesencial)