5 claves para mejorar en la oración

Para los que nos consideramos creyentes, mantener un vínculo estrecho con Dios es vital. Una de las formas para fortalecer este vínculo es la oración, pues a través de ella podemos establecer un diálogo con el mismo Dios. Ahora bien, para ser honestos debemos reconocer que orar no siempre es algo sencillo y resulta a veces complicado, más aún cuando abrimos un libro de espiritualidad católica y nos encontramos allí con historias de los grandes santos donde se nos relatan la gran cantidad de tiempo que se la pasaban frente al sagrario orando en contemplación lo que hace que terminemos reaccionamos con desánimo o diciendo “Eso no es para mí”. Pero no nos demos perdidos, porque Dios no lo hace.

¿Qué es la oración? 

Decía san Agustín que “la oración es el encuentro de la sed de Dios y de la sed del hombre”, y otro sacerdote decía que “Dios es mendigo del corazón del hombre y el hombre es mendigo del corazón de Dios”. Dios no es menos Dios por sentir sed y ser mendigo del corazón del hombre, pues estas son expresiones que reflejan la cercanía de Dios, y nosotros que buscamos a Dios podemos encontrarnos con Él mediante la oración. 

Personalmente, me gusta pensar que todo mi día es una oración porque creo que todo lo que vivo es una ocasión de encuentro con Cristo, desde que me levanto hasta que me acuesto intento no solo mantener, sino ser la presencia de Cristo a través de gestos: una sonrisa, una pequeña mortificación, un ofrecimiento, acogiendo y valorando la riqueza de las personas con las que vivo y trabajo, aceptando también sus límites.

¿Por qué es importante orar?

En ese sentido, para nosotros, orar se convierte en una necesidad vital pues a través de ella vivimos una relación real con Cristo. De la misma forma que entre una pareja de novios el diálogo es una de las cosas que los mantiene unidos, la oración es ese lazo que nos une con Cristo.  

En este espacio queremos proponer unas claves que podrían fortalecer o hacer que retomemos nuestra oración diaria:

  1. Organiza tu día para que haya un momento de oración en el que puedas recoger todo tu día y ofrecérselo a tu padre Dios. En el evangelio se relata que Jesús oraba durante largos ratos en las noches, ya que durante el día predicaba, trabajaba, viajaba a distintos pueblos. Nos podemos preguntar ¿por qué las noches? Pues después de una larga jornada llena de encuentros y rostros, Jesús se los presentaba a su Padre para ofrecerle todo lo que vivía día a día. 
  2. Si te distraes durante la oración, prueba rezar en voz alta. ¡Esto resulta! Seguramente alguna vez al explicarle algún problema que nos aqueja a alguien hemos encontrado la solución a nuestro problema en la misma explicación, y es que exteriorzar lo que tenemos en el corazón hace muchisimo bien. Además, muchas veces nos pasa que damos muchas vueltas dentro de nosotros y no llegamos a nada, pues si eso te pasa, pueba orar en voz alta. Háblale a Dios como si le hablaras a tu mejor amigo. 
  3. Reza con otros. Él mismo Jesús lo ha dicho “donde dos o tres están reunidos en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18, 20) y es que la oración hecha por más de una persona crea un vínculo especial, pues el hecho de compartir la oración nos permite saber que no hacemos el camino de la fe solos, sino que también camino con otros que son compañía hacia Cristo.
  4. Tener una libreta de notas mientras oras. Esto puede ayudarnos mucho para poder tomar nota de algunos pensamientos que brotan de la oración, de algo que escuchamos de otra persona, de algún propósito que brota, etc. Algunas personas oran “escribiéndole” a Dios.
  5. Ora con la Palabra de Dios, esta clave me parece que es la más eficaz ya que cada vez que abrimos nuestra Biblia nos situamos frente a una persona que viene a hablarnos. La Biblia es la Palabra de una persona que vive y que nos habla al corazón. Estoy seguro que al leer nuevamente algún pasaje bíblico llegamos a descubrir un nuevo significado de lo leído.

La oración es un verdadero desafío, hoy más que nunca que somos constantemente bombardeados de contenidos visuales que no nos dejan detenernos para hacer silencio interior y escuchar a nuestro corazón. No obstante esto, vale la pena intertarlo cada día, al final, Dios que conoce nuestro corazón, reconoce que nuestro corazón lo busca constantemente mediante la oración.

Y recuerda, nunca es tarde para comenzar, Jesús te espera con los brazos abiertos de par en par. 

¡Hasta pronto!

Jorge Neyra

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2 comentarios en “5 claves para mejorar en la oración”

  1. Me encanto el artículo , me hizo sentir motivada para poner en práctica las recomendaciones y afianzar mi tiempo y calidad de oración .
    Gracias

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