
En una relación, sería un error pensar que los dos seremos iguales. Podemos pensar igual sobre muchos temas y valores, pero nuestro comportamiento, gustos, etc. no serán los mismos. Definitivamente, somos distintos. Ciertamente, mujer y hombre somos bastante distintos. Qué aburrido sería si fuera lo contrario, ¿no?
En nuestro caso, fruto del conocimiento del otro, hemos aprendido a ver nuestras diferencias como algo positivo para el otro y para la relación.
Por ejemplo, mientras uno es más optimista, el otro es más realista, así llegamos a un balance. También, nos pasa que uno es bueno preparando los almuerzos y el otro limpiando la casa, pero no siempre hemos sido así de positivos para aceptar al otro tal cual es. Nos ha costado, sobre todo, porque a veces uno quiere que el otro actúe o piense igual y, cuando vemos que eso no pasa y, por el contrario, se generan discusiones, nos frustramos.
En el fondo, sabes que son diferentes y que hay que respetar eso, pero, por ahí, se te escapa un gesto de incomodidad o una queja, y pareciera que no puedes evitarlo.
Es cuestión de madurez y de amor, porque sí: el amor se trata de aceptar al otro, no solo lo bueno, sino también lo malo, lo que no te gusta.
Esto no significa que, si tu pareja es un desordenado, tú tengas que aceptar que es así y no lo ayudes en nada, porque, vamos, tú y yo sabemos que no está bien ser desordenado. Lo ideal es corregir de la mejor manera (como a ti te gustaría que te corrijan) y no sacar en cara (“SIEMPRE es lo mismo contigo”, “NUNCA vas a cambiar”).
Cambiará o, mejor dicho, mejorará ese defecto cuando esa misma persona se dé cuenta de que no está bien y que debe mejorarlo. Tú puedes hacérselo notar y ser una ayuda idónea, pero realmente se lo tomará en serio cuando esa misma persona lo acepte.
Lo mismo pasa contigo. Si tú tienes un defecto, tu pareja te amará así como eres, pero no significa que te tires al abandono, diciendo “así soy y así me tiene que querer” sin ánimos de mejorar. Amar también es entregar lo mejor al otro, ser lo mejor posible para el otro. Eso es amor: Mejorar por uno mismo y por el otro.
Por último, si bien hay que aceptar las diferencias, estas deben ser “llevaderas”, por así decirlo. Son diferencias en forma, mas no en sustancia. ¿Qué quiere decir? Que finalmente coincidimos en los valores, fe… en lo más importante. Si no es así, será muy difícil llevar una relación armoniosa, porque no están en la misma página. Para esto, debemos saber cuáles son mis “no-negociables” en una relación…¿Ya los conoces?
Pingback: ¿Cómo saber cuándo estamos listos para el matrimonio? – Los Quelidos