¿Cómo amar más y mejor? Sigue estos consejos

San Juan Pablo II decía: “El amor no es cosa que se aprenda, ¡y, sin embargo, no hay nada que sea más necesario enseñar”. Como en algún momento también lo comentábamos con un profesor: todos tenemos la capacidad para amar, pero la aptitud para ello se entrena.

En los anhelos más profundos del hombre (varón y mujer) se encuentra el de amar y ser amado. Y esta sed de amor supone no sólo dar, sino también recibir un amor para cual nuestro corazón fue hecho. Un amor que reclama por naturaleza presencia, fidelidad, exclusividad. Pero sin duda, la entrega de todo ello en totalidad requiere que sepamos amar de verdad, amar cada día más y mejor. Y esto aplica no solo para las relaciones amorosas, sino para nuestras otras relaciones afectivas (amigos, familia, etc.). 

Partiendo de estas premisas, vamos a tocar algunos puntos importantes que son las bases para preparar el corazón en el saber amar y algunos consejos para poner en práctica en nuestra vida diaria.

Saberse y sentirse amado para amar

Por Dios: Una cosa es tener en nuestra mente que somos hijos de Dios y que nos ama infinitamente y otra muy distinta, experimentar en el corazón el amor del Padre. La dimensión filial por excelencia para el cristiano (la de sabernos y sentirnos hijos amados por Dios) no es solo cuestión de teoría, sino de que se haga vida en lo cotidiano; y esto es necesario pues sabemos que la fuente primera del amor, el amor en mayúsculas tiene un nombre y ese es DIOS, que en la persona de Cristo nos ha dado el mayor ejemplo de lo que es realmente el amor, de cómo se ama, de qué es entregarse hasta el extremo, de qué es el perdón. 

El valor del amor humano lo puso Cristo en la cruz, y ese es el tipo de amor que cada uno de nosotros merecemos. Alguno me dirá, pero Sheyla, ¿lo que dices no es demasiado exigente? ¿podemos nosotros en nuestra fragilidad humana lograrlo? La respuesta es ¡Sí! Que habrán caídas, muchas dificultades, desánimos…por supuesto. Pero aún con ello, nuestra imagen y semejanza a Cristo, nos hace capaces de amar como él. Nuestro corazón está a la altura del corazón de Cristo. ¡Qué increíble! ¿no?

Por mí mismo: sin caer en el egocentrismo, trabajar en un amor sano hacia nosotros mismos. Tomando consciencia de nuestro valor, de nuestra dignidad, de nuestra capacidad para lograr grandes cosas, de cuidar con mucho amor nuestro cuerpo y nuestra alma. Nadie da de lo que no tiene; es por ello que es necesario cultivar cada día el amor hacia uno mismo para poder entregarle lo mejor a los demás.

La dimensión sobrenatural

¿Qué hace trascendente al amor humano? La FE, que lo eleva a su categoría más sublime. 

Para poder amar más y mejor, nunca debemos dejar de tener la visión SOBRENATURAL del amor humano. En cómo la FE, ENSANCHA nuestra capacidad de amar. En amar como Dios nos ha pedido que lo hagamos (aplica para todas las relaciones afectivas en nuestra vida: familia, amigos, pareja). ¡Qué dichosos somos que la manera en cómo estamos llamados a amar no solo tenga una visión natural y terrenal, sino sobrenatural y eterna! Y esto es solo gracias al don de la fe. 

La tarea

Después de lo que hemos hablado, te dejo algunos consejos que podemos poner en práctica en nuestra vida diaria para que el corazón cada día se prepare para amar más y mejor:

Educar los afectos: la importancia de la vida emocional o afectiva incide en la educación de los afectos, siendo una de las primeras tareas que toda persona humana debe realizar, para que los sentimientos sean los adecuados. Para ello debemos tomar en cuenta lo siguiente:

El temperamento (conjunto de inclinaciones innatas de una persona: base genética heredada, que resulta bastante estable y difícil de variar) + carácter (está sobre el temperamento, es más flexible y fácil de modificar a diferencia del temperamento. En este influyen: factores ambientales, culturales y educativos; perfilan un modo de ser único y peculiar. Los sentimientos juegan un papel importante). La suma de estos dos configura lo que llamamos personalidad. 

Entonces, el temperamento (genética) + carácter (aprendizaje)= personalidad (libertad). Hay que conocer nuestros afectos para así poder educarlos y orientar nuestros sentimientos de manera adecuada. Una vez oí decir: no somos responsables por lo que sentimos, pero sí de lo que decidimos hacer con lo que sentimos. Para lograr nivelar los 3 aspectos es indispensable la madurez.

Formación: cursos, talleres, conferencias sobre el amor humano, dirección espiritual, los mismos documentos que nos ofrece la Santa Iglesia Católica sobre estos temas que los tenemos a un clic de distancia; todo aquello que pueda formar el corazón y lleve a la mente lo que se tenga que hacer vida en el día a día. Nadie ama lo que no conoce. Mientras más sepamos y descubramos para qué tipo de amor estamos hechos, más nos esforzaremos por ser la mejor versión de nosotros mismos, y así, de esta manera, dar un amor que sea digno del cielo. En mi perfil de IG(@sheycruzll) podrán encontrar una “Biblioteca digital sobre el amor humano” con material que te servirá. ¡Ahí te dejo el dato!

Vida de oración y sacramentos: La Iglesia nunca se ha cansado de decirnos que por más esfuerzos humanos que hagamos, sino imploramos la gracia de DIOS, nada de esto sería posible. ¿Y cómo la conseguimos? Pues a través del trato íntimo con nuestro Padre, con nuestra oración frecuente, abierta y sincera, con una vida sacramental activa: confesión, santa misa, comunión. Bebiendo de la fuente del amor por excelencia, es en dónde se nos dará las fuerzas y gracias necesarias para combatir nuestras debilidades humanas, esas que impiden que podamos amar bonito. Mientras más cerca de Dios estemos, más nuestro corazón se parecerá al de él.

Inteligencia, voluntad y corazón en armonía: en muchas ocasiones o queremos hacerle caso al corazón, o en otras solo a lo que nos dice nuestra mente. La realidad es que optar solo por una o por otra, no es ni sano ni prudente para que nuestras decisiones sean las mejores. La inteligencia que nos ayuda a pensar, reflexionar, aprender, dirigirnos hacia la verdad; la voluntad, que nos mueve a conseguir aquello que nuestra inteligencia nos presenta como bueno (el bien), es el motor de ello; y el corazón, en donde se cultivan los valores, la apertura, la entrega y el servicio al otro. Todo ello, en un sano equilibrio hará que nuestro mundo afectivo nos permita amar libremente el bien verdadero.

¡Espero que te haya servido!

Sheyla.

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2 comentarios en “¿Cómo amar más y mejor? Sigue estos consejos”

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