¿Cómo convivir con quienes piensan diferente a mí en el trabajo?

Relacionarnos con el otro es un aspecto esencial en la vida del ser humano. Nuestra dimensión social comprendida desde la teología y la antropología nos habla que por sí misma, nuestra vida, no se trata de nosotros mismos, sino de Otro que nos la ha dado (Dios) y en el encuentro con otros. 

Esto no significa perder el sentido de nuestra individualidad como personas, porque justamente lo que nos hace diferentes y únicos enriquece los círculos sociales. Habrá entornos donde la necesidad de convivir o la búsqueda de ella sea más importante que en otros. Uno de los lugares donde con mayor claridad se puede observar esta dimensión social es en el trabajo. 

De forma similar cuando empezamos a ir a la escuela, se conoce a compañeros con quien podemos tener diferencias por la forma de ser, gustos y hábitos, en el trabajo también se coincide con personas que pueden convertirse en amigos, así como con quienes podamos chocar. Sea por creencias religiosas, pensamiento político, costumbres, valores y aquellos aspectos que podamos tener en la lista como innegociables o que esperamos el otro los respete.

Dependiendo del tipo de trabajo que se realice, hay actividades o rutinas en las que pensar de volver a la oficina el lunes por la mañana no despierta precisamente entusiasmo. Hay veces que se generan los conflictos, malentendidos o no hay tanta tolerancia hacia ciertos comportamientos de los compañeros de trabajo (introducir aquí la situación o pensamiento que venga a la mente).

Pero ¿qué se puede hacer cuando no congeniamos con los compañeros de trabajo por nuestra forma de pensar? Te comparto estos tips que pueden ser de ayuda para llevar mejor las relaciones personales en el trabajo:

  • Valorar que tan importante es la diferencia y cómo influye a que el trabajo se realice:

Mateo 10,16: Sean pues, astutos como serpientes, y sencillos como palomas.

Reconociendo que existen ciertas diferencias con algún compañero en el trabajo, es importante analizar el contexto en el que se encuentra lo que los distancia. Hay diferencias como no irle al mismo equipo de fútbol que, apelando a la madurez, no han de implicar un mayor inconveniente para que el trabajo se realice. 

Por otro lado, si las diferencias son más sustanciales o fundamentales, como la manera en que se hace el trabajo, por ejemplo, si hay intenciones abiertamente antiéticas o inmorales donde no solo hay un daño particular sino que puede afectar al bien común será importante promover puntos de acuerdo y solución con las personas encargadas de gestionar el ambiente laboral. 

Hay ocasiones donde al existir conflictos constantes, es importante aprender a no engancharse con la persona que los ocasiona. Se puede centrar la atención en soluciones prácticas o no tomarles más importancia de la que requieren.

  •  Las diferencias enriquecen

Papa Francisco: nuestras diferencias no son un daño o un peligro, son una riqueza.

Tomando en cuenta el punto anterior, darles la justa dimensión a las diferencias es lo que puede permitir que se perciban como una limitante pero también como una oportunidad de crecimiento.

De forma similar en cómo las partes del cuerpo tienen una función que cumplir por la ubicación que tienen o el proceso que realizan, las diferentes personalidades, talentos y dones que cada persona podemos aportar, cuando se orienta desde una sana intención, aunque parta de una diferencia, puede significar un beneficio común y en ocasiones se llegan a formar relaciones cercanas o duraderas.

Las diferencias también son oportunidad de encuentro y de diálogo. Sumar diferentes opciones de cómo solucionar un problema será más probable cuando se comparten perspectivas, opiniones, técnicas, procesos, etc. 

Cuando las diferencias pasan a un plano de ideales, valores o de convivencia es importante partir de los siguientes puntos.

  • Comunicación asertiva 

Mateo 5,37: Cuando ustedes digan sí, que sea si, y cuando digan no, que sea no.

Cuando las diferencias en la forma de pensar llegan al punto de herir o tratar de forma despectiva a alguien es cuando se necesita establecer límites, principalmente en la comunicación. 

Comunicar asertivamente un enojo, desaprobación o cualquier emoción con la que queramos expresar un desacuerdo con alguien, en primer lugar, da un aviso a la otra persona que está tocando un tema o en la forma en como lo hace en donde no nos sentimos respetados por ella. 

En este punto es donde se centra la importancia de hacerlo de forma asertiva: en el pedir está el dar. Sin ignorar la emoción que estamos experimentando en el momento, conviene hacer un primer filtro donde se le haga ver a la persona con cuál acción o palabra en concreto no estamos de acuerdo o se está expresando de forma incorrecta. 

Este punto es importante ya que, en la solución de algún conflicto, suele hacerse más grande cuando se señala o reclama a la persona antes que sus palabras o actos. Existen ocasiones en que no se es consciente de lo que se hace y este reflejo desde la comunicación asertiva es un paso importante que aporta a solucionar conflictos, o al menos tomar la responsabilidad que conlleva a cada persona. 

  • Practicar la actitud de acogida 

Mt 5, 7: Felices los misericordiosos porque obtendrán misericordia

Hay momentos o circunstancias donde además de la comunicación y la buena intención por evitar conflictos, se requiere de la actitud interior de recibir al otro, de ser pacientes con aquellos defectos o diferencias incompatibles que encontramos en los compañeros de trabajo.

Practicar el recibimiento con paciencia las diferencias con el otro, es muy buen ejercicio para crecer en humildad y reconocer los propios defectos o limitaciones. 

Es cierto que los vínculos que se construyen por relaciones cercanas o por alguna afinidad son más llevaderos. Sin embargo, las relaciones con quien no congeniamos o no nos es tan fácil tratar, también son una oportunidad para desarrollar la intención de quienes se acercan a nosotros encuentren puertas abiertas, no desde una falsa pretensión de querer ser amigo de todos, pero si desde una intención sincera de brindar escucha, apoyo o en el solo hecho de nuestra presencia atenta que sin saberlo puede ser un oasis en medio de soledad o alguna adversidad en la vida de una persona en la oficina. 

Cuando más trabajo cuesta tener paciencia o tratar bien a quien piensa diferente, es importante pedir por esa persona, hablarle a Dios de ella para que por medio de la intercesión que se está haciendo (aunque de primera intención no sea con mucho gusto) poder recibir la paciencia o actitud necesaria para tratar a la persona e incluso para perdonarla, también para que Dios obre en ella para su bien. 

El mundo del trabajo es un entorno donde la presencia de Dios puede alcanzar corazones alejados de Él o que aún no lo conocen, por medio de gestos sencillos y cotidianos cargados de misericordia, paciencia, alegría profunda aun en medio de las dificultades de la vida que despierten una sana curiosidad de preguntarse: ¿Qué tiene que es tan feliz? ¿Qué le hace venir a la oficina cada día y tratar con cariño a los demás y con el mismo cariño hacer su trabajo?

-Daniel Moreno @psic.danielmoreno

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