El vestir, espejo del corazón y del carácter

Muchas mujeres nos hemos encontrado con personas, que por nuestro modo de vestir se preguntan si somos cristianas; cómo si el vestir a la moda, no pudiera ser parte de creer en Cristo, como si fueran elementos mutuamente excluyentes.
Dentro de la Iglesia, tenemos una formación en la cual nos hablan acerca de la modestia, del cómo es parte fundamental para gobernar nuestros pensamientos y acciones y como la vestimenta es la carta de presentación con las personas que nos rodean, habla de quiénes somos y qué estamos haciendo, sin embargo es importante entender que la modestia va mucho más allá de sólo vestir de una manera en concreto. Puedes vestir toda la ropa modesta que quieras, pero aun así quedarse corto en modestia.
La modestia se define como “una actitud de humildad y decencia en la forma de vestir, en tu arreglo personal y en el lenguaje y la conducta”. Por tanto, es importante cuidar el corazón, nuestro modo de vestir y lo que comunicamos a través de ello,es aquí donde mencionaré un punto importante para entender a más profunidad el tema: la castidad del latín castitas (pureza) es la virtud que nos ayuda a gobernar y moderar nuestros deseos según los principios de la fe y la razón.
Nuestra espiritualidad y nuestra identidad no se resume únicamente a faldas largas, sandalias y poco maquillaje. Se han ido construyendo una imagen “tradicional” de lo que debe ser una mujer que cree en Cristo, muy lejana tal vez en la actualidad de lo que es realmente, conozco a muchas personas se alejan de sus creencias porque creen que tienen que encajar en ese “molde” específico de la vida cristiana. Tenemos que entender que la ropa no es lo que hace al cristiano, pero sí revelamos nuestra identidad y nuestra fe por medio de nuestra ropa y por medio de nuestras acciones.
Es importante destacar que el “último grito de la moda” no es garantía de una vestimenta modesta, la modestia no cambia, y sí se puede estar moderno y elegantemente vestido sin caer en vestimentas escandalosas.
En este artículo espero poder acercarme a todas aquellas personas que buscan cuidar y transmitir su feminidad, al mismo tiempo que cuidan su corazón. Les brindaré herramientas para vivir la modestia y vestir a la moda, sin las costumbres que la sociedad impone. ¡Sí se puede vestir modernamente y cuidar el corazón!
Cuando hablamos del modo de vestir hay varios factores para tomar en cuenta: las circunstancias, el tiempo, la edad, el lugar, todo lo que usamos debe coincidir con lo que profesamos. Vestir con la ropa adecuada nos dice dónde estamos y qué estamos haciendo.
¿Cuál es tu condición del corazón?
Sabemos nuestra identidad como hijas de Dios, el tener este conocimiento nos lleva a un compromiso y a un cambio en nuestra manera de relacionarnos. Santo Tomás de Aquino nos dice que la modestia es parte de la virtud de la castidad y es esta virtud la que nos ayuda a moderar nuestros deseos. ¿Cuál es la condición en tu corazón que te lleva a cuidar tu estilo de vida?
Nosotras cómo mujeres, sabemos que tenemos una belleza que va más allá de nuestra belleza física, tenemos que ser capaces de vernos con la mirada de Cristo y partir desde ahí que esa es nuestra identidad, no en lo que hacemos, no en lo que nos ponemos. Pero si podemos dar mayor gloria a Dios con nuestro estilo de vida, siendo coherentes con nuestros anhelos.
La modestia es un asunto del corazón que abarca tres principios: decencia, respeto y moderación. La decencia es el respecto por las normas divinas sociales, el respeto, es la cortesía y consideración para uno mismo y los demás, y por último la moderación es tener control sobre sus costumbres.
La modestia es un desafío en el mundo en el que vivimos, sobre todo para las mujeres jóvenes, yo soy una de ellas. Pero quiero decirte que puedes ser modesta y vestir a la moda.
En resumen
- Como humanos somos seres creados a imagen de Dios y hechos para ser morada del Espíritu Santo
- La modestia protege nuestra dignidad de llevar en nosotros la imagen de Dios
- La modestia implica proteger y honrar nuestra dignidad distintivamente como hombres y mujeres.
- Dios le ha dado a la mujer como condición suya propia la belleza corporal, así como al hombre le ha dado la fuerza física, es por ello que la modestia es más importante para la mujer. La mujer siempre se ve inclinada a mostrarse bella.
- Encuentra tu valor en Cristo, es Él quien nos da valor.
- Antes de vestirte o de hablar, cuestiónate ¿me sentiría cómoda con mi apariencia si estuviera en presencia del Señor? ¿Me expresaría de esta manera si el Señor estuviera presente?
- No se trata sólo de nuestra ropa, sino también de cómo encarnamos la obra que nos llama a hacer.
¿No saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo que han recibido de Dios y que está en ustedes? (1 Corintios 19)
Busca la modestia en tu vida, en tu vestir, en tu hablar, en tu actuar, en tu pensar… y serás más parecida a Dios.
Es importante en este tema comprender y ver desde el corazón a lo que estamos siendo llamadas: a una vida que trasciende. No a un momento, no a un sentimiento, no a lo que el mundo le gustaría que pudieramos ser, sino a un mismo llamado de ser como somos, desde la visión y desde el amor de Dios, un amor que nos llama a transformar el corazón y nuestro modo de ser, vestir y actuar.
Hay una canción en concreto que me hace pensar a lo que somos llamados que dice así: que mi boca, manos y pies transmitan tu ternura, y justo eso! Que todo lo que hagamos, el como nos vemos, todo lo que decimos pueda hablarle a los otros de la ternura de nuestro creador.
Si quieres saber más sobre el tema de la verdadera feminidad te recomiendo los libros: “Cautivante” de Stasi y John Eldredge y “Femenidad pura” de Crystalina Evert.
@irma_richardson
Me parece muy enriquecedor este artículo, me agrada que lo escriba una persona joven, por qué puedes influir en otras personas jóvenes y tus comentarios serán punto de reflexión para analizar que el vestir encierra toda una actitud y acción de amor hacía los demás. gracias
Gracias María por tu comentario ¡saludos!