
Si estás leyendo esto, seguramente has tenido inquietudes sobre cómo poder seguir creciendo en tu relación con Dios, ya que, en ocasiones rezar se puede volver un reto cuando las rutinas cambian, cuando hay tanto ruido dentro de nosotros y no damos lo que pareciera que “todos dan”.
En este artículo, te hablaré sobre una herramienta que puede ayudar a que tu oración tenga mayor orden.
Seguramente has escuchado acerca del diario espiritual, pero ¿en qué consiste un diario espiritual? y ¿cuáles son los beneficios de llevar uno?.
Está comprobado, que el escribir sirve para poner en orden los pensamientos, a registrar lo vivido. Es una manera de conocerse mejor a través de una introspección diaria, que nos permite ver los acontecimientos del día y reconocer donde vi a Dios en ellos. Nos ayuda a generar conciencia, y poder recapitular lo que pasa en mi interior.
En medio de todo lo que puede sucedernos en nuestra cotidianidad, Dios nos habla en cada uno de esos hechos. Es importante detenernos en el día, para escuchar la palabra, ir a la oración y poder afianzar nuestra relación con nuestro Creador.
Llevar un registro de lo que Dios va hablando en nuestro corazón, ayuda a hacer vida nuestra oración.
Escribir ayuda a enfocarnos, al leer nuestros pensamientos en silencio y en oración, logramos entender si estamos viviendo a la luz, con paz y claridad o si hay momentos en los cuales Dios está trabajando conmigo en los miedos, dudas o sufrimientos de la vida.
Luego puedes volver a esas páginas, y recordar lo que ha obrado, y como ha hablado Dios en situaciones en concreto, para poder hacer un buen discernimiento en las decisiones en tu vida, que te llevan a cumplir o no su voluntad.
Ahora te comparto algunos consejos para poder comenzar tu diario espiritual:
¿Cómo empezar?
- Haz una pausa al día: puede ser en la mañana al comenzar tu rutina, o por las noches cuando el día se vuelve más tranquilo; busca un lugar tranquilo, sin distracciones.
En esta pausa te recomiendo invocar al Espíritu Santo, para que te ayude a ver el registro de tu vida, ver tu corazón a la luz de las escrituras y abrazar lo que Dios está haciendo en ti.
- Ten a la mano tu Biblia, tu libreta y un corazón dispuesto a escuchar lo que Dios quiere decirte ese día, y en las situaciones que estás viviendo en tu vida.
- Abre tu biblia: puedes basarte en las lecturas del día, o en el evangelio del domingo que viene, lee lentamente y permite que Dios te hable.
- Escribe lo que pasa en tu corazón: tus sentimientos, tus emociones, anhelos, preocupaciones… recordando que es un diálogo con Jesús, tu mejor amigo, no existe una “estructura perfecta” para comunicarte con Él.
Puedes escribir basandote en lo que sucede en tu corazón después de meditar las escrituras, registrar una palabra, o algo que haya llamado tu atención, y profundizar al respecto en la oración.
Escribe, cuéntale tus problemas como si escribieras una carta, agradece las obras que ha hecho en tu vida, pon en sus manos todo aquello que te inquieta, aquello que te cuesta, tus alegrías y tristezas. En ocasiones probablemente no sabrás qué decir, pero no te detengas: solo escribe.
- Confía en el Señor: conforme vayas escribiendo y haciendo de esto un hábito, te darás cuenta cómo Jesús te va hablando en situaciones en concreto.
Piensa, registra y actúa, sobre todo lo que te viene diciendo a través de tu oración. El escribirlo te ayudará a responder preguntas cómo: ¿qué me quiere decir Dios con esto? ¿qué pasa en mi corazón ante esta situación en mi vida? ¿de qué manera me habla Dios hoy?, ¿cómo puedo amar más en mi vida? Señor, ¿estoy siendo reflejo de tu ternura?.
Es importante aplicar lo vivido. Aterrizar lo escrito y meditado en situaciones en concreto en tu vida, te ayudará a responder a la oración y poner en práctica la palabra.
- Sé tú mismo: no aparentes ser alguien más en tu oración.
Dios nos ama cómo somos, no como quisiéramos ser, sin maquillaje, con amor y compasión, que soporta nuestros pecados, errores y nuestras faltas.
En esta libertad de sabernos profundamente amados aún con nuestras limitaciones, no tengas miedo de ponerte a los pies de Jesús, Él te conoce.
- Te recomiendo leer el decálogo de San Agustín para la oración, orar es amar, dejarse amar y dejarse transformar por el mismo Dios. Esta herramienta será útil para perseverar en tu camino de la oración.
- Ofrece tus luchas por alguna situación en particular, agradece las gracias recibidas y comprométete.
- Se constante, el Señor nos habla en cada momento de nuestra vida, cuando pasen los años y vuelvas a las páginas de tu diario, te darás cuenta de las grandezas que ha hecho Dios en tu vida, de promesas cumplidas y lágrimas hechas oración.
@irma_richardson