¿Cómo manejar las amistades en el matrimonio?

¡Qué gran pregunta! Para adentrarnos en este tema tan controversial, queremos empezar con esta cita: “El amigo fiel es seguro refugio, el que le encuentra, ha encontrado un tesoro” Eclesiástico 6,14.

Primero debemos de tener claro que la amistad es un don de Dios, el Señor nos creó para vivir en comunión, para ayudarnos unos a otros a alcanzar el cielo y para ser luz de aquellos que viven en oscuridad. Por lo tanto, es bueno tener amigos, y debemos procurar siempre cuidar de estos lazos que vamos formando. 

Sin embargo, cuando hablamos de amistades en el matrimonio, hay varios factores que debemos contemplar, ya que el no tener claro el orden de prioridad, el no saber poner límites sanos o, incluso, el no ser prudentes pueden poner en riesgo nuestro matrimonio.

Es por esto que nos adentraremos a dar respuesta a dos preguntas que muchos tienen respecto a este interesante tema. La primera:

¿Es sano tener amistades por separado siendo esposos?

Es normal que tanto el hombre como la mujer tengan amigos en común; de hecho, suele suceder que tengan un mismo círculo de amigos; sin embargo, es inevitable que ambos conozcan personas por separado, ya sea en el trabajo, en la universidad o en cualquier otro espacio en el cual alguno se desenvuelva.

Entonces, ¿qué pasa con estas amistades? pues si bien es cierto conocer personas por separado, es algo que siempre va a suceder con relativa frecuencia, el problema es cuando el cónyuge no acepta dichas amistades por alguna razón específica. Y no estamos hablando de celos irracionales, hablamos de razones concretas por las cuales el cónyuge siente que no es  buena y sana esa amistad. 

Dicho esto, el cónyuge debe expresar al otro su inconformidad y las razones por las cuales considera que esa amistad no es beneficiosa o por qué le genera cierta incomodidad; y ambos determinar si es necesario que su pareja guarde la distancia con esa persona y que limite su comunicación a las cosas básicas con él o ella.

Es mejor tomar el tiempo de conversar y no esperar a que la situación traiga dificultades al matrimonio.

También, debemos ser conscientes de que siempre es bueno conocer quién está alrededor de mi cónyuge, no por control ni por desconfianza, sino porque me importa su bienestar y porque deseo que siempre tenga cerca a personas que le ayuden a crecer como persona y en santidad.

Además, si realmente es una amistad sana, no tendremos ningún problema o inconveniente con que mi cónyuge le conozca, pues no se trata de que no podemos tener amigos por separado y tener que dejarlos, sino que se trata de que seamos inteligentes a la hora de elegir a nuestras amistades, pues estas pueden ser piedra de edificación o piedra de tropiezo.

Y así llegamos a la segunda pregunta importante: 

¿Cómo ser prudente?

Hay que ser prudentes; debemos tener cuidado con las personas que nos rodean, como dice la Palabra: “Hay amigos que te llevan a la ruina, pero hay amigos más fieles que un hermano”. Los amigos son un gran regalo de Dios; sin embargo, hay límites que nunca se deben cruzar. Por esto, te brindamos algunos tips que esperamos sean de gran ayuda.

  1. Cuida tu intimidad de tu matrimonio: Nunca cuentes tus problemas conyugales a cualquier persona, hazlo cuando sepas que es un experto, un guía espiritual, un sacerdote o alguien que sea un intermediario entre ambos. Al contar tus problemas a terceras personas, abres un portillo de intimidad que solo le corresponde a tu pareja. Eso puede ser el inicio de muchas cosas que, si no estás en un buen momento con tu cónyuge, es posible que generes sentimientos o vínculos con esa persona que no son correctos.
  2. Ten cuidado con las amistades del sexo opuesto: Tener amigos del sexo opuesto es bueno, pues hay amigos que son como hermanos; sin embargo, tener una amistad muy íntima o demasiado cercana con personas del sexo opuesto puede crear lazos que, más adelante, pueden ser dificiles de desenredar. La prudencia es una virtud que debemos ejercitar y, en estos casos, es mejor guardar cierta distancia y mantenerse al margen, siempre dispuestos a tender una mano y ser amigos en Cristo, pero con la conciencia de que muchas cosas solo le corresponde a tu cónyuge.

Pon atención en cómo te desenvuelves con el sexo opuesto, porque aunque no tengamos malas intenciones no sabemos si el otro puede mal interpretar nuestra cercanía o muestras afectivas, y no queremos pasar por situaciones incómodas ni llegar a excesos.

  1. Cuida el tiempo que le dedicas a tus amistades: Es bueno tener amigos y compartir con ellos; incluso, es sano; sin embargo, debemos recordar que nuestra prioridad es y será siempre nuestro cónyuge. El problema no es tener amigos, sino cuando le dedicamos más tiempo a ellos que a nuestra pareja o cuando damos el tiempo que le corresponde a nuestro cónyuge.
  2. Pon límites claros: Es importante que las personas con las que nos rodeamos sepan que hay una línea que no se debe cruzar, pues le debemos respeto a nuestro cónyuge y a nosotros mismos. Este límite también debemos tenerlo claro nosotros, pues hay palabras de cariño, acciones y gestos que solo le pertenecen a nuestro cónyuge.  

Para finalizar, los invitamos a reflexionar qué tipo de relación tienes con las personas que te rodean diariamente, en el trabajo, en el estudio, en la iglesia, en el gimnasio, en el vecindario, etc. Toma el tiempo para identificar si estas relaciones son amistades sanas, si hay respeto o si han caído en alguno de los puntos que mencionamos anteriormente.

Tomando en consideración todo esto, mediten en pareja qué tan fuerte y cercana es su relación de amistad conyugal. El Papa Francisco en la encíclica Amoris laetitia nos dice en el numeral 125: Esta amistad peculiar entre un hombre y una mujer adquiere un carácter totalizante que sólo se da en la unión conyugal”. Podemos tener muy buenos amigos a nuestro alrededor, pero ninguna amistad será tan completa y tan plena como la que existe entre tu cónyuge y tú.

Familia Fernández Chacón, @eltallerdesanjose.cr 

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2 comentarios en “¿Cómo manejar las amistades en el matrimonio?”

  1. Esta bueno el artículo. Yo tengo muy naturalizado lo de las amistades, pero si creo que la prudencia en el trato para con los otros, en especial, personas del sexo opuesto, ayuda mucho a la pareja.

    A veces es difícil no comentar tus problemas con amistades cercanas, por la imagen que se hacen de tu novio, pero muchas veces recurres a ellas por la prontitud para la escucha y la acogida…. creo que es algo a mejorar

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