
Cuidar nuestra salud emocional es igual de importante que cuidar nuestra salud física. Sí. Y muchas veces dejamos de lado esto último, pensando que sólo lo de afuera importa; nos olvidamos que somos una unidad substancial y todo lo que influye en mi cuerpo también lo hace en mis emociones, y viceversa.
Dedicamos tiempo en nuestra semana para ir al gimnasio, para estudiar una carrera o perfeccionarnos en la misma, tenemos horarios fijos para ejercer nuestra profesión y también para nuestro crecimiento espiritual, ¿por qué cuando se trata del manejo de las emociones muchas veces no ponemos el mismo empeño?
Durante mucho tiempo este tema fue tabú, se creía que todo lo relacionado a ello no merecía nuestra dedicación y conocimiento. Gracias al avance de la medicina, entre otras cosas, se pudo llegar a la conclusión de que es igual de importante y necesario cuidar de nuestra salud física, como proteger nuestra salud emocional.
Todo lo que dañe mi cuerpo y mi alma influirá en mi persona integralmente, y todo lo que lo plenifica, también plenificará lo que soy. Y ello porque somos una unidad, en donde todas nuestras dimensiones se acoplan y congregan, influyendo una en la otra. Como así también, complementando una con otra.
¿Qué es una emoción? Según la RAE, una emoción es una “alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática”. Dentro de ellas podemos encontrar: ira, alegría, asco, tristeza, sorpresa, miedo.
Importancia de reconocer las dimensiones de la persona
La integralidad de todas estas dimensiones nos permitirá vivir en plenitud. Generar espacios para autoevaluarnos, autoconocernos y prestar atención a cada una de ellas generará un crecimiento palpable en nosotros. No somos seres puramente racionales, corporales, espirituales o emocionales; sino que somos una combinación de todas ellas.
A continuación se detallan y se describen brevemente:
(Tener en cuenta que es sólo un pantallazo, se sugiere profundizar en éstas si se quiere un conocimiento más acabado)
- Física: nos remite al cuerpo, que es la dimensión visible de la persona. Permite el desarrollo de las habilidades motoras y los sentidos, emociones y sentimientos.
- Afectiva: nos remite a los afectos, emociones, sentimientos, pasiones. Es la dimensión más subjetiva de la persona.
- Intelectual: nos remite a la razón, la voluntad, los valores. formas de pensar y aprender.
- Social: la vida de relación, es decir, los amigos, familiares y la sociedad en general. Los seres humanos no podemos vivir aislados, ya que en esas condiciones enfermaríamos.
- Espiritual: la libertad y la moral, lo relacionado con aquello que trasciende. Es la orientación, el futuro y el sentido que le damos a nuestros actos y a nuestro ser, y por lo cual, podemos establecer un sentido y una misión a nuestra vida.
¿Cómo logro manejar mis emociones y que ellas no me manejen?
El camino del amor propio también implica la educación de nuestras emociones. Saber cómo reaccionamos ante diversos estímulos o situaciones, nos preveerá de atravesar malamente circunstancias extremas, desconocidas o de ansiedad.
El conocernos implica un compromiso, un tiempo de dedicación. Se busca por medio de este artículo generar en todo aquel que lo lea, el propósito de aprender a gestionar sus emociones, las que experimenta en todo momento.
Caer en el pensamiento y afirmar que éstas son malas, innecesarias o deberían evitarse, es un error que hay que subsanar. Las emociones son parte de mi persona. Descubrirlas, conocerlas, me potenciarán provocando cambios positivos y evidenciables en mi calidad de vida.
El verdadero desafío está en establecer un equilibrio, no reprimirlas, sino manifestarlas. Aprender de mis emociones me hará actuar con mayor libertad y responsabilidad.
¿Los cambios hormonales influyen?
Así como somos seres únicos e irrepetibles, dotados de dignidad por el solo hecho de ser personas; también tenemos características propias del ser mujer y características propias del ser varón. Ellas no van a determinar mi accionar, pero si influirán en la manera de actuar. ¿Por qué? Porque estas particularidades que nos diferencian son innatas en cada uno de nosotros y eso permite la complementariedad entre ambos.
El cuerpo, el cerebro, los rasgos físicos, la manera de accionar, las hormonas, se manifiestan de una forma distinta entre hombres y mujeres. Para lograr una mejor comunicación con aquellas personas que nos rodean, no sólo es imprescindible conocernos, sino que también se vuelve necesario tener en cuenta que los cambios hormonales tanto masculinos como femeninos propiamente dichos, realmente influyen en las emociones de las personas.
Veamos algunas diferencias claras y evidentes entre ambos: los varones, por su lado, tienden a ser lineales. Esto quiere decir, que pueden separar y ordenar las cosas realizándolas de manera acabada y con toda la atención puesta en ellas. Difícilmente, por ejemplo, si el hombre está en su tiempo de trabajo pueda conectar en una conversación paralela poniendo todo su empeño y atención en la misma.
Usualmente no comparten voluntaria y abiertamente sus sentimientos y emociones, por lo general tienden a dejar que pasen y continuar. Esta situación les permite mayor objetividad a la hora de resolver problemas, o entablar relaciones sociales. Pero puede caerse en extremos evitando conectar con su interioridad más pura.
Precisamente, la mujer es cíclica. Los cambios físicos y hormonales que experimenta, favorecerán directamente en aquellas alteraciones emocionales que puedan producirse en ella. Esto, a veces, puede generar cierta inestabilidad, pero al mismo tiempo, permite una integralidad y conexión entre sentimientos, emociones y cuerpo.
Así como el hombre posee la capacidad de conectarse acabadamente en una actividad por vez y de esa forma llevarla a cabo, la mujer tiene la facultad de captar muchas cosas y acciones al mismo tiempo. A su vez, es capaz de entablar relaciones emocionales más profundas con aquellos que la rodean, ya que logra conectar más fácilmente con su interioridad y desde ella relacionarse.
Se recomienda la lectura del artículo “Somos complementarios, también en la psicología”, de la página Ama Fuerte. En el mismo se hace mención a todas estas diferencias profundizando en el tema. https://www.amafuerte.com/post/somos-complementarios
Tips para el manejo de mis emociones
Cabe destacar que las siguientes son recomendaciones que permiten ayudar, no son taxativas, por lo que pueden agregarse otras o modificarse.
- Autoconocimiento para la gestión de mis emociones: identificar las reacciones emocionales (miedo, asco, alegría, entre otras) que puedo experimentar ante ciertas situaciones o estímulos. Se recomienda la lectura de este artículo: https://losquelidos.com/4-claves-para-conocernos-mejor/
- Cuidado del autoestima y el diálogo interior: una vez que iniciamos el camino del autoconocimiento, continúa el compromiso por el cuidado de mi persona y mi interioridad. ¿Cómo puedo hacerlo? en este link te dejamos una lectura que busca ayudar: https://losquelidos.com/como-saber-si-tengo-buena-autoestima/
- Relaciones sociales sanas: rodearse de personas y vínculos que nos permitan crecer como seres humanos, potenciándonos a conectar con nuestras emociones, a fin de lograr la plenitud.
- Exteriorizar mis emociones, no reprimirlas pensando que son malas o representan un signo de debilidad.
- Amor propio y fidelidad a nuestra forma más íntima de ser. Autenticidad desde la interioridad hacia la exterioridad, saber mis limitaciones y fortalezas generarán un manejo más completo de las emociones que experimento.
Como conclusión, las emociones son parte de nuestra persona y su desarrollo, establecer un equilibrio es el objetivo. Ellas no pueden determinar nuestra vida al punto de dominarla desordenadamente. El desafío está en aprender a manejarlas, aceptarlas para una adecuada salud tanto exterior como interior.
Autora: Eugenia Gaffet
Instagram: euge.gaffet