
¡Prohibido correr! Velocidad máxima: 30 km/h, “Un día a la vez” ¿Les suena familiar algo de esto? Pareciera que por todo lado existen reglas y más reglas que buscan alinearnos y aparentemente generar “orden” social o, más concretamente, orden personal. Cuando hablamos de ordenar, la primera imagen que se nos viene a la mente podría ser una habitación con todo en su sitio, los libros organizados, los zapatos bien ubicados la ropa bien doblada, tal vez algunos la podrán clasificar incluso por colores, el punto es que todo “encaje” dentro de un “todo” mayor de manera armoniosa. Eso genera claridad, se ve probablemente el espacio limpio, todo cuidadosamente ubicado “en su sitio”. Todos a lo largo de nuestra vida empezamos descubrir la necesidad de dar un orden a nuestra vida, en sus diferentes esferas, espacios o dimensiones.
¿Qué significa poner límites en una relación?
Teniendo la imagen anterior en mente podríamos preguntarnos “¿Qué significa poner límites en una relación?” Usualmente tenemos una imagen muy reglamentaria del límite, y en cierta medida tiene un poco de “reglamentario”, pero en el fondo no se trata de reglas, sino de justicia y amor. Un límite en una relación de pareja no tendría otra razón de ser que darle a la otra persona aquello de lo que es digna de recibir, y la virtud que mejor describe y orienta esta acción es la virtud de la justicia; considerando lo anterior, podemos preguntarnos ¿y qué es lo que más anhela una persona? “Ser amada”. San Juan Pablo II lo describe muy bien en su libro amor y responsabilidad: “Es debido a la persona ser tratada como objeto de amor y no como objeto de placer”. Por lo anterior, un límite siempre es un medio para alcanzar un fin superior: El amor.
Lo dicho previamente es el trasfondo de lo que significa poner límites en una relación y, aplicado de una manera concreta en nuestra realidad, los límites se establecen acordando juntos con nuestra pareja un conjunto de acciones que permitan llegar a ese fin superior.
¿Por qué es necesario poner límites?
Cuando somos pequeños y nos empiezan a llegar tantas reglas del medio, nos podríamos preguntar “¿para qué todo esto?” La razón no sería otra que decir que nadie cuida lo que no es importante. Y para cultivar y cuidar nuestra relación, es importante poner límites. Finalmente, estos van a permitir vivir más plenamente mi libertad en mi relación de pareja, pues de esa manera aprendemos a ordenar nuestros actos hacia el amor.
De igual manera, la presencia de límites permite identificar lo que es importante para el otro y para la relación y, de esta manera, esforzarse mutuamente para vivir un amor que ambos anhelan, donde existen valores y permite cuidar la dignidad de cada uno.
El proceso para establecer límites se convierte en toda una lucha, pues cargamos con heridas personales que distorsionan la mirada hacia nosotros mismos y, cuando tenemos una mirada distorsionada sobre nosotros mismos, nos cuesta reconocer el amor que es propio de nosotros y el que merecemos de los demás. De esa manera, podemos asumir actitudes que transgreden esos límites propios de la relación que, poco a poco, nos alejan del amor que anhela vivir nuestro corazón.
¿Cómo poner límites en la relación?
Es difícil querer trazar un único camino para todos o una única manera de reconocer qué límites establecer, pero si se tratara de pensarnos un “paso a paso” que conduzca a poner límites, en primer lugar, el criterio sería: el amor. Todo límite que se establezca debe responder al amor. Por lo anterior, es necesario, en primer lugar, que pensemos “¿cómo puedo amarte mejor?” Y ese deseo de amor conducirá a actos concretos que lo facilitan y otros que no. En segundo lugar, teniendo claro que lo primero es el amor, piensen “¿cómo me siento amado?”, “¿qué facilita en mí la vivencia del amor?”, “¿qué me aleja de esta experiencia?”, “¿cómo vivir más plenamente mi vocación?” Enlistar estos elementos nos empezará a dar luces de qué cosas es mejor evitar hacer, pues me hieren y me hacen mal cuando ocurren. Por ejemplo: Cuando me gritan no me siento querido; entonces, “¿cómo podemos comunicarnos aunque estemos molestos?” Seguramente de esa experiencia saldrán varias ideas, que a su vez dará a entender a la pareja cuál es el límite.
De igual manera, es importante identificar que los límites pueden ir cambiando con el tiempo de acuerdo con las necesidades de cada individuo o de la pareja, ya que las diferentes experiencias que empiezan a darse en la relación pueden llevar a que surjan nuevos límites que requieren ser dialogados y establecidos u otros que ya existían y probablemente pueden ser ajustados y negociados.
Cuéntanos si tienes alguna duda con gusto la responderemos.
-Isa y Gary
Excelente articulo. Muy interesante. Gracias por compartirlo.
Qué bueno que te gustó!