¿Cómo ser introvertido en un mundo de extrovertidos?

¿Cuántos de ustedes, han sentido que no encajan en la escuela, el trabajo o en el grupo de la Iglesia? ¿Cuántas veces han observado al amigo alma de la fiesta y han deseado ser como ellos, más locuaces, más espontáneos, más sociables? ¿Cuántas veces han recibido comentarios como: “eres muy callado”, “¿por qué no hablas?”, “deberías hablar más”, entre otros? Todo esto puede convertirse en una experiencia dolorosa de constante comparación y menosprecio. El mundo no está dividido en personas más o menos sociables, no todo es blanco y negro, existen tonalidades, matices y esto también aplica para la personalidad y la forma de ver el mundo. Hoy te quiero hablar sobre la introversión y la extroversión.

¿Qué es la introversión y la extroversión?

La introversión y extroversión son rasgos de la personalidad, son dos maneras de comportarse ante el mundo, se diferencian por su mayor o menor interés por conectar con el mundo interior o exterior y por los niveles de activación cortical, es decir, existe una base biológica que predispone a las personas a ser introvertidas o extrovertidas. 

Estos rasgos de la personalidad se pueden comenzar a observar en los primeros meses de vida, en concreto desde los 4 meses de edad. En bebés curiosos, más inquietos, que enseguida exploran su entorno en lugares nuevos y que no dudan a la hora de interactuar con desconocidos; se observan rasgos de extroversión. En los bebés más cautelosos, tranquilos, que no interactúan en exceso con personas desconocidas o ante lugares nuevos, se observan rasgos de introversión.

Las personas introvertidas están más enfocadas en su vida interior, son más introspectivas, tranquilas, reflexivas, disfrutan pasar tiempos a solas, esto no significa que no puedan establecer relaciones interpersonales, pero valoran más las relaciones profundas y significativas. En ocasiones, las situaciones sociales con personas desconocidas o los entornos altamente estimulantes los pueden agotar física y mentalmente. Las personas extrovertidas requieren mayor conexión social, están más enfocadas en el mundo exterior, disfrutan ser el centro de atención y las actividades en grupo, son más sociables, activos y arriesgados. Las situaciones sociales son esenciales y los recargan de energía.

Si bien no existen las personas radicalmente introvertidas o extrovertidas, sí existe una tendencia a identificarse con uno u otro tipo. Así también la interacción con el ambiente puede ir cambiando la manera en la que alguien se relaciona con el mundo. Por ejemplo, una persona durante su adolescencia puede sentirse más identificada con los rasgos introvertidos, pero en la edad adulta como consecuencia de las experiencias laborales y/o profesionales puede ir adquiriendo o desarrollando ciertas características de la personalidad extrovertida.

Las preguntas que debemos hacernos ahora son: ¿por qué pensamos que un rasgo es mejor o peor que otro? ¿Por qué constantemente nos comparamos con los demás? ¿Por qué pienso que si fuese extrovertido me iría mejor? Y la verdad es que el mundo ha sido diseñado para introvertidos y extrovertidos, ambas formas de comportarse ante el mundo se nutren y complementan. ¿Imaginas un mundo con solo extrovertidos o introvertidos? ¿Solo azúcar y no sal? ¿O solo frío y no calor? Puede que las comparaciones te resulten absurdas, pero ejemplifican el valor y la importancia de ambos rasgos. El mismo Jesús nos muestra que todos somos escogidos y necesarios en el mundo, al escoger a sus apóstoles, no solo buscó a los más locuaces, sociables o audaces como Pedro o Bartolomé, sino que también escogió a hombres tranquilos, cautelosos y afables como Andrés y Felipe.

No debes sentirte mal o menos por ser introvertido, no debes compararte con las personas extrovertidas, imagina a la sal queriendo ser azúcar, tampoco significa que no puedas potenciar tus habilidades sociales. El autoconocimiento es el primer paso para la aceptación y el amor propio, conocer tu temperamento, tu carácter y tu personalidad te ayudará a comprender por qué piensas, sientes y actúas de determinada forma y podrás identificar qué áreas deseas trabajar.

Cómo ser introvertido en un mundo de extrovertidos

  1. Reconoce que está bien ser introvertido

La palabra reconocer viene del latín recognoscere, compuesto de re- (“de nuevo”) y cognōscere (“conocer”), es decir, vuelve a conocerte a ti mismo, busca e investiga las características de la personalidad introvertida, observa con qué te identificas más o menos, lee sobre santos, artistas introvertidos que por medio del poder de su vida interior han logrado sus más grandes sueños y proyéctate. 

  1. No te compares

Si quieres fracasar, compárate con los demás. El error de compararnos es que no somos capaces de valorar aquello que hemos conseguido o aquello que somos y tenemos, nos sitúa en una posición de insuficiencia e inferioridad. ¿Cómo dejar de compararme? Es un hábito mental que tendrás que reforzar todos los días, varias veces al día, escuchando y cambiando tu diálogo interno, corrigiendo de inmediato aquellos momentos donde mínimamente te comparas. La base de esto es haber reconocido que está bien ser introvertido.

  1. Aprender sobre comunicación asertiva

La comunicación asertiva no es propia de ningún rasgo de la personalidad, este tipo de comunicación tiene como objetivo que logres expresar tus pensamientos, sentimientos y emociones de forma clara, firme y calmada. Este tipo de comunicación prioriza el derecho de ser escuchados y hablar. ¿Por qué debo aprender este tipo de comunicación? Una de las principales quejas o situaciones dolorosas que viven las personas introvertidas son los comentarios hirientes, inoportunos y descalificadores. Por lo tanto, ante este tipo de situaciones no siempre es bueno quedarse callados, si bien es cierto, habrá situaciones donde prefieras ignorar, existen otras donde es necesario responder asertivamente, pues hacerlo es una forma de educar a los demás en el respeto.

Ante comentarios como “eres muy callada” puedes responder “no es que sea muy callada, solo me toma un poco más de tiempo entablar una conversación con personas que recién conozco, pues soy introvertida”. Otra respuesta puede ser “sí, soy introvertida, cuando me siento en confianza soy más conversona”. Cuando logres comunicarte de forma asertiva, te sentirás bien por hacerlo y potenciará tu autoestima.

Para finalizar, no hay nada de malo en ser introvertido y aunque pareciera que el mundo está hecho para los extrovertidos y que son los únicos que pueden alcanzar el éxito, estar enfocado en tu mundo interior te provee grandes herramientas para enfrentar y disfrutar el mundo exterior a tu manera. No te presiones por ser quien no eres, no te limites a potenciar tus habilidades, no te creas las mentiras que debes cambiar tu esencia para encajar, agradar o para ser feliz. En este mundo cabemos todos, introvertidos, extrovertidos y ambivertidos.

Con amor, una psicóloga introvertida de @okansiedad

-Andrea Melissa

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