
Cuando experimentamos el miedo al futuro solemos hacernos preguntas como ¿Cómo dejo de pensar que aquello en lo que temo no me sucederá?, ¿Por qué el miedo está limitando mi capacidad de disfrutar la vida?, ¿Por qué Dios permite este miedo a la muerte, la infidelidad, o a la soledad en mi vida? Es importante mencionar que frente a estas circunstancias, el miedo nos limita e incluso, puede causarnos ansiedad. En este artículo hablaremos no solo de qué es el miedo como emoción sino, maneras para afrontarlo.
¿Qué es el miedo?
El miedo como cualquier otra emoción tiene una función fundamental: la supervivencia y protección, sin el miedo, el ser humano no podría actuar de forma efectiva en situaciones de peligro, el miedo aparece cuando hay una amenaza física o emocional, real o imaginaria, sin embargo, este puede llegar a ser incapacitante, excesivo y desproporcionado como en el caso de las fobias y algunos tipos de ansiedad.
Nos puede parecer normal e incluso común ciertos tipos de miedo como a las arañas o serpientes, que son lo que denominamos miedos naturales, pero también existe otro tipo de miedos condicionados por las experiencias personales, por ejemplo, si de pequeño estuve en un accidente de auto, es muy posible que desarrolle miedo a manejar, si durante la infancia mis padres se divorciaron por infidelidad, es posible que en la edad adulta tenga miedo al compromiso, a la infidelidad o al divorcio.
Justamente hablaremos de este segundo tipo de miedo, pero para ello necesito te hagas las siguientes preguntas ¿Cuáles son mis miedos? Tal vez miedo a no encontrar a la persona indicada, a la enfermedad, al rechazo, a perder un ser querido, a perder o a no encontrar trabajo, a no superar la situación difícil que estás pasando, ¿Cuántas veces has permitido que el miedo ate tu corazón, mente y vida?
Muchas personas producto de la pandemia del Covid-19, han desarrollado miedos que antes no tenían, sobre todo el temor a contagiarse, contagiar a otros y a la muerte, y es que realmente es normal y podría decirse hasta saludable sentir miedo, en esta pandemia el miedo ha llevado a las personas a tomar actitudes para la supervivencia o protección, como el uso de mascarilla y alcohol, el distanciamiento, entre otros.
Ahora, ¿Dónde está Dios cuando experimento miedo?
Cuando experimentamos dolor, tristeza o miedo es cuando más nos preguntamos ¿dónde está Dios?, porque humanamente queremos rechazar toda sensación desagradable, pero esta emoción no es ajena a Dios, al contrario, Jesús la experimentó al perder a su mejor amigo, Lázaro, así que quién mejor que Él para entender todo lo que nos produce.
La respuesta de Dios en Isaías 41,10, es: “No temas, porque yo estoy contigo; no te asustes, pues yo soy tu Dios. Yo te doy fuerza, soy tu auxilio y te sostengo con mi diestra victoriosa” y en Josué 1,9 también nos dice: ¿No te lo he ordenado yo? ¡Sé fuerte y valiente! No temas ni te acobardes, porque el Señor tu Dios estará contigo dondequiera que vayas.
Dios conoce perfectamente la situación que estás viviendo, sabe cómo aquella experiencia de la infancia o adolescencia te ha marcado y no te permite confiar y ser feliz, conoce exactamente tus temores y no es indiferente, pero también te pide que te esfuerces y confíes en Él y esto no significa que debas hacerlo solo o que el miedo desaparecerá mágicamente, significa que está contigo en todo momento, incluso en aquellos donde experimentas su silencio.
Vivir con miedo persistente causa esclavitud y la esclavitud siempre es obra del enemigo, por ello debemos aprender a identificar el miedo en sus primeras etapas, a echarlo fuera y no darle lugar en nuestra mente y corazón. En ocasiones podemos experimentar miedos y vivimos pensando que eso que tememos nos va suceder, nos repetimos constantemente: “No lograré pagar esta deuda”, “No superaré esta pérdida”, “Me van a lastimar”, creemos ciegamente aquello negativo que nos decimos y por ende vivimos prisioneros de esos pensamientos de temor.
Dios te dice que puedes, entonces es hora de comenzar a creer, “Porque no nos ha dado espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” 2 Timoteo 1,7
Repítelo cada vez que experimentes miedo.
¿Cómo puedo vencer el miedo?
“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme no ha sido perfeccionado en el amor” 1 Juan 4,18
- Entonces el primer paso para vencer el miedo es perfeccionarte en el amor de Cristo, reconócete amada/o por un Dios que tiene planes de bienestar para ti, pero para confiar en Dios necesitas conocerle y qué mejor que por medio de la lectura de su Palabra, la Eucaristía, los Sacramentos, la vida en comunidad y demás.
- Trabaja en tu historia personal, muchos miedos son productos de heridas no sanadas.
- Recuerda que no tendrás prueba o tribulación más allá de tus fuerzas, pero Dios si va a aprovechar que las pruebas te demuestran cuánta fuerza hay en ti.
- Ora; “Busqué al Señor, y él me escuchó y me libró de todos mis temores” Salmo 34,4. Cultiva tu vida de oración, en especial con los versículos contra el temor.
- Si los miedos que experimentas te incapacitan, te sobrepasan y no te permiten realizar tus actividades cotidianas, busca ayuda psicológica y espiritual.
Finalmente recuerda que el miedo como emoción humana será parte de tu vida, pero no permitas que el miedo te dirija, no dejes que te impida vivir tu vida con verdadero sentido. Cada que seas tentado a tener miedo, recuerda las promesas de Dios para tu vida, a continuación, me despido con algunos versículos que puedes memorizar para vencer aquellos momentos donde sientas temor, recuerda que Dios está contigo.
Isaías 43, 1 “No temas, porque yo te redimí, te puse nombre, mío eres tú”
Proverbios 29,25 “El temor del hombre pondrá lazo, más el que confía en Yahvé será exaltado”.
Hebreos 13,6 “De manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que pueda hacer el hombre”
Romanos 8,15 “Entonces no vuelvan al miedo; ustedes no recibieron un espíritu de esclavos, sino el espíritu propio de los hijos, que nos permite gritar: ¡Abba!, o sea: ¡Padre!
Deuteronomio 3,22 “No los temas, porque el mismo Yahvé vuestro Dios es el que pelea por vosotros”
Salmos 112,7 “No tiene miedo a las malas noticias, pues en su corazón confía en el Señor”
Juan 16,33 “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tenéis tribulación; pero confiad, yo he vencido al mundo”
Salmos 21,1 “Dios mío, tú eres mi luz y mi salvación; ¿de quién voy a tener miedo? Tú eres quien protege mi vida; ¡nadie me infunde temor!”