
El título del este artículo puede generar cierto temor, pues es algo por lo que ningún matrimonio quisiera pasar, sin embargo es importarte resaltar que el matrimonio implica también superar obstáculos ya que una crisis superada implica un aprendizaje que permite incrementar la intensidad de la vida compartida, y encontrar un nuevo sentido a la experiencia matrimonial.
Así que te invito a leer este artículo con actitud de esperanza y convicción de que todo lo vence el amor, también las crisis.
Primero, es necesario comprender qué son e identificar con honestidad si lo que se vive es realmente una crisis, puesto que hoy en día podemos correr el riesgo de llamar crisis a otras situaciones o desacuerdos de la vida cotidiana de la pareja que se presentan, se ha vuelto frecuente que, cuando uno siente que no recibe lo que desea, o que no se cumplen las expectativas, eso parece ser suficiente para poner punto final a un matrimonio. Así tristemente, no habrá matrimonio que dure.
Entendemos como una verdadera crisis, un periodo de desencuentro, de sentimiento de vacío, con momentos donde pareciera que el amor no les da para más, donde la mirada ya no encuentra la de su amado. En una crisis, ha faltado constantemente la comunicación, la complicidad entre los dos, los problemas externos los sobrepasan, el trabajo, la familia, la economía, entre otros.
Cuando hay crisis se pierde la capacidad de escucha, se habla para defenderse del otro, se hiere con ofensas, con gritos, el corazón se llena de resentimiento, indiferencia, hostilidad, irritabilidad, tristeza, en otras palabras, los esposos se desconocen mutuamente.
De ese modo, poco a poco, alguien que era «la persona que amo» pasa a ser «quien me acompaña en la vida», luego sólo «el padre o la madre de mis hijos», y, al final, «un extraño».
No queremos que esto último llegue a suceder, por ello es importante conocer bien la etapa que cada pareja está viviendo y conocer las principales crisis o momentos vulnerables por los que pasan muchas parejas y así estar preparados para prevenirlas o afrontarlas.
Algunas crisis según la etapa o ciclo vital de la pareja
Cabe señalar que una crisis de pareja surge cuando los conflictos se hacen crónicos y han generado desacuerdos importantes en áreas clave de la pareja, algunas de ellas son las siguientes:
Inicio de la convivencia: en esta primera etapa cuando están recién casados,el desprenderse de los padres o cuando las familias políticas interfieren de más puede generar conflictos, así como la desesperanza frente a la no llegada de un hijo.
Educación de los hijos: al llegar el primer hijo, los nuevos desafíos físicos y emocionales son grandes ya que la crianza absorbe tanto que en muchos casos llega a desplazar el espacio de pareja. Asimismo, cuando los hijos van creciendo puede haber desacuerdos sobre cómo educarlos, sobre todo en la etapa de la adolescencia.
Escasez económica: al atravesar crisis económicas muchas parejas se enfrentan a diferentes tipos de conflictos que los hacen desestabilizarse.
Enfermedad: sea o no en una etapa más avanzada de la relación, las situaciones de enfermedad representan un reto para las parejas ya que deberán doblegarse al sacrificio y al cuidado del ser amado.
Cuando los hijos se van: en este momento se vive el síndrome del nido vacío, dejando además de la ausencia de los hijos, un vacío emocional que desajusta a la pareja.
A estas se suman las crisis personales de uno de los dos, relacionadas con heridas pasadas, inseguridades, carencia de amor propio, o bien dificultades laborales, afectivas, espirituales, entre otras. Hay situaciones propias a las cuales se otorga una carga emotiva demasiado grande y que impactan negativamente en la relación.
De enfrentar al afrontar– ¿cómo superar una crisis?
Así como cada persona es única, cada pareja también lo es, por ello es importante saber lo que está pasando de manera interna en la pareja, como se siente cada uno, y sabiendo que el amor está presente, aunque difuso por ahora, con ese amor actuar por el bien de los dos.
Existen muchas técnicas para pareja que ayudan a reencontrarse nuevamente, como el recordar los inicios cuando eran novios, lo que admiraban del otro, lo que platicaban, pero para todo esto es importante tener actitud de apertura.
Para enfrentar una crisis se necesita estar presentes, asumir que están pasando por una, es necesario que uno de los dos o ambos de este primer paso. Luego será clave sentarse a conversar y escucharse, tratando de hacerlo con mucho respeto y sin culparse. Algo que los puede ayudar es hacer un diagnóstico en el que logren identificar la crisis que presentan para pasar a hacerse cargo de lo que le toca a cada uno y después hacer un plan de acción por escrito como si fuese una agenda laboral.
Ahora bien, si no pudieron escucharse, conversar, identificar claramente la crisis, es importante darse la oportunidad de acudir a consultoría familiar o terapia, será de gran luz para esos momentos que nos llevan a saber perdonar y asentirnos perdonados, esto es una experiencia fundamental en la vida familiar. Cada hombre y mujer está llamado a custodiar el tesoro más preciado que es el amor, es una tarea que se hace personalmente, con uno mismo, desde el noviazgo y posteriormente en el matrimonio.
Finalmente, no basta con saber que es una crisis y conocer algunos ejemplos de estas, es necesario formar el corazón para estar preparados y con ayuda de Dios y de los sacramentos, salir victoriosos.
Bonus: Recomiendo que puedan ver la película a prueba de fuego que aborda muy bien el tema de las crisis matrimoniales.
*Del punto 232 al 236 se tomaron como referencia para la elaboración de este artículo. Papa Francisco. (2016). De la Exhortación Amoris Laetitia.
- Ana Yansy Soto