
¿Te has preguntado qué tan importante es tener un papá? o ¿cómo influye la paternidad en la vida de los hijos adultos? O tal vez nunca conociste a tu papá y te has repetido constantemente “no me ha hecho falta”, pero en el fondo sabes que no es cierto. Tan importante es la figura paterna, que el mismo Jesús quiso tener uno, San José.
¿Qué es la paternidad?
La paternidad es un don maravilloso confiado por Dios, se origina en el amor del Padre eterno, que permite al hombre participar de su Ser personal. En el matrimonio, cuando el hombre y la mujer se entrelazan íntima y sexualmente, se abre la posibilidad de convertirse en padres, la paternidad es posible en cada acto conyugal. Los padres reciben la misión de cuidar y guiar a los hijos que Dios les ha confiado. Ser padre no es únicamente ser proveedor y protector de los hijos, es ser responsable de educar, amar, cuidar, custodiar y guiar almas, las almas que Dios les ha confiado como hijos.
Influencia de los padres en la vida de sus hijos
La realidad es que nuestros padres han producido un gran impacto en nuestra vida, sin importar si ha sido un padre cercano o distante, amoroso o apático, presente o ausente, su paternidad ha dejado profundas huellas en quienes somos ahora. En el caso de los hijos varones, la paternidad influye directamente en la imagen de su propia masculinidad: ¿qué es ser hombre?, por lo que es posible que ese modelo masculino, aprendido en familia, se repita e imite de generación en generación. Y en el caso de las hijas, posiblemente determinará la imagen de hombre que atraerá a su vida o que ella misma buscará, es decir, lo que vio en su papá.
El rol de padre va más allá de ser proveedor económico o protector de su familia, entendiendo esta última como protección de algún peligro físico, la presencia del padre es fundamental para el desarrollo integral de los hijos, la paternidad bien asumida favorece la construcción de la identidad personal de los hijos, la formación del carácter, transmisión de valores y la plasmación de la personalidad.
Hoy en día, aún existen familias, donde los padres no se involucran afectivamente con sus hijos, por desconocimiento o por las heridas de su propia historia. Padres que no saben cómo acercarse o conectar con ellos y a medida que sus hijos crecen, se vuelven más rígidos e inexpresivos y en muchas ocasiones a pesar de estar presentes físicamente, son padres ausentes. Sin mucho esfuerzo estos patrones de paternidad tienen altas probabilidades de repetirse de generación en generación. Esta paternidad tiene como resultado heridas afectivas en los hijos que se pueden expresar como: inseguridad, dificultad para expresar emociones de forma adecuada, bajo control de impulsos, relaciones interpersonales dañinas, entre otros.
También podemos preguntarnos ¿por qué existen hombres o mujeres con mayor confianza y seguridad personal, con relaciones interpersonales más sanas? Gran parte de estos hombres y mujeres tuvieron padres que se comprometieron afectivamente con ellos, con una gran capacidad para transmitir amor, ternura y límites, esto permite el sano desarrollo de la sexualidad, afectividad, autoestima y la forma como se relacionan con los demás, por esto es importante profundizar en el don de la paternidad que se nos ha entregado.
Sanar para ser mejor padres
Nada está escrito sobre piedra y, sin importar cómo fue tu infancia/adolescencia o cómo fue la relación con tu papá, incluso si no lo conociste; Dios hoy te quiere brindar la oportunidad de ser mejor padre, de reconocer y sanar cada una de tus heridas. Si las personas entendieran la importancia del matrimonio y la familia para los hijos, más personas buscarían formarse, aprender y sanar su propia historia familiar.
El mismo Dios, nos ha manifestado la importancia y la necesidad del rol paterno en la familia, con su propio hijo Jesús, pues no solo escogió a La Virgen María como su madre, sino también a San José como su padre. La paternidad de San José fue algo más que una paternidad legal, su paternidad se caracterizó por su autoridad, afecto, fidelidad y condición perpetua.
Si la realidad de tu historia personal es un papá ausente por nunca lo conociste o porque falleció a tu temprana edad, entablar una relación con tu padre espiritual San José puede ayudarte a sanar, de la misma forma que San José cuido a Jesús mientras estaba en la tierra, lo desea hacer contigo. Si por el contrario tu papá estuvo presente pero emocionalmente ausente, conocer a San José es una gran oportunidad para descubrir a un padre amoroso, protector y presente.
Finalmente, si hoy te has dado cuenta que hay heridas afectivas que no te permiten ser la mejor versión de papá, Jesús te puede sanar; si hoy reconoces que has buscado ese amor de padre en relaciones de pareja que solo te han lastimado y usado, Jesús te puede sanar; si hoy reconoces que estas repitiendo patrones de violencia física y/o emocional que viviste en tu infancia, Jesús te puede sanar, no hay herida que no pueda ser sanada por Jesús, pero es necesario pedirlo y buscar lo medios necesarios para hacerlo (ayuda psicológica y dirección espiritual).
Extracto de libros Querido Papá y Consagración a San José.
Saludos,
Andrea Melissa de @okansiedad