
Y de repente… se van de casa
El síndrome del nido vacío es una sensación por la que atraviesan los padres cuando los hijos se van del hogar por diversas causas, bien sea independencia personal, estudios o matrimonio. Para algunas familias es más difícil que para otras, en este artículo abordamos elementos prácticos para hacer esta etapa más llevadera.
Cuando pensamos en el ciclo de vida familiar, podemos imaginarnos algo similar al ciclo de vida personal, donde a medida que vamos avanzando en la vida vamos creciendo, aprendiendo, madurando, atravesando diferentes momentos y circunstancias hasta que llega el momento de partir de este mundo. Algo similar ocurre en la vida familiar cuando la pareja tiene hijos, ya que esta etapa que inició con solo dos miembros ahora tiene a su cargo el cuidado de los hijos, quienes pueden ser muy dependientes de los padres sobre todo en los primeros años de vida. Posteriormente, los hijos van creciendo y ganando independencia, hasta que finalmente se van de casa por diversos motivos como matrimonio, estudios e independencia personal, lo que puede representar un auténtico reto para los padres.
Al presentarse una salida de algún miembro de la familia, se tienden a generar cambios en la dinámica familiar. Dependiendo del contexto en el que se encuentra inserta la familia puede llegar a ser más o menos difícil de asimilar la partida, por eso abordaremos esta realidad que tarde o temprano atraviesan las familias y ofreceremos algunos elementos prácticos para hacerla más llevadera.
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- La llegada de los hijos
Un primer elemento a considerar cuando los hijos se van de la casa es que naturalmente surge en los padres una experiencia de nostalgia, al mirar hacia atrás y recordar cómo empezó todo, cuando los hijos aún no llegaban y soñaban con formar una familia, luego finalmente recibieron el regalo de la vida mediante la concepción de su hijo. Así, recuerdan con alegría y nostalgia sus primeros años de vida, sus primeras palabras, pasos, logros en la escuela, sus amigos de infancia. Y así los vieron crecer, convertirse en personas maduras y los acompañaron en todo su proceso de crecimiento.
- La partida de los hijos y el nido vacío/ síntomas
Cuando los hijos se van de casa los padres tienen una sensación de pérdida ante la partida de ellos que puede generar, en algunas ocasiones, sensación de dolor. Este momento de la vida puede caracterizarse por síntomas de profunda tristeza y vacío, aburrimiento, llanto, recuerdos constantes de la infancia del hijo, pérdida del sentido de vida, insomnio, entre otros elementos. Todos estos síntomas son completamente normales, puesto que corresponden a un proceso de adaptación de los padres ante una nueva realidad en la dinámica de relación con sus hijos. Sin embargo, no debería tomar un tiempo superior a seis meses, en caso de ir más allá de este tiempo, es prudente consultar con un especialista.
- Cambios en la dinámica de la relación de pareja de los padres
En paralelo a los síntomas que pueden surgir por la partida de los hijos de casa, ocurre un cambio en la relación de pareja de los padres, que seguramente ya ha venido transformándose con el tiempo: se reencuentran como lo hicieron en los primeros años de relación. Sin duda alguna este es un segundo cambio significativo, ya que a parte de asimilar la partida de los hijos, ahora se reencuentran con su pareja como lo hicieron antes de tenerlos.
Esta dinámica puede ser muy retadora para ambos, en algunos casos puede ser positiva, como en otros casos no. La pareja se encuentra en otro momento del ciclo vital en comparación a cuando recién estaban teniendo hijos, y necesitan ser un buen apoyo mutuo en ese momento de transición donde se redescubren el uno junto al otro, pero en un momento de la vida diferente. A diferencia de cuando estaban iniciando la relación matrimonial, la pareja ahora puede sentirse más cansada, con necesidades diferentes en cuanto a la vida laboral, económica, espiritual, afectiva, entre otros elementos, que necesitarán aprender a asumir con paciencia y amor para que el vínculo que hay entre ambos pueda mantenerse y puedan atravesar bien este tiempo.
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Un elemento que a veces conlleva a la ruptura de las relaciones de pareja son los cambios que se empiezan a dar entre un momento del ciclo vital y otro. Muchas veces la pareja no se adapta adecuadamente a esos cambios porque les cuesta aceptar que pasaron de un momento a otro de la relación, o porque hay heridas por sanar de ese momento de la vida que poco a poco están dejando. Por eso, es importante una actitud de apertura, de diálogo y empatía entre ambos, de modo que puedan avanzar juntos en los cambios que se presentan.
- Elementos prácticos para atravesar este momento del ciclo vital
Un elemento fundamental en todo proceso de cambio siempre será el diálogo en la pareja. Para atravesar adecuadamente este momento necesitarán conversar sobre: ¿Cómo estoy viviendo este momento de mi vida?, ¿Cómo necesito que me ames en este momento?, ¿Qué planes haremos en los próximos años?, ¿Cómo quieres que nos organicemos en los años próximos que vendrán para nosotros?, ¿Qué nuevas dinámicas quieres que adoptemos en este momento de nuestra vida?
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Por último, les compartimos que nuestros padres están muy próximos a vivir en el nido vacío, ya que este año nos casaremos, con el favor de Dios. Dado el tema de este artículo quisimos pedir consejos a nuestra familia para otros padres que se encontrasen viviendo la misma experiencia y nos dijeron esto:
- Recuerda cuando tú también viviste este momento que se encuentra viviendo tu hijo(a) hace años, seguramente estabas muy emocionado de encontrarte en el altar con el hombre o mujer de tu vida y empezar una vida juntos para siempre. Como tú lo hiciste, también tu hijo(a) lo hará y la felicidad es compartida, tal vez recordar como te acompañaron tus padres o como te hubiera gustado que lo hicieran, te aportará.
- El nido queda vacío pero es la oportunidad para que otra familia crezca y se construya y esto es un motivo de felicidad muy grande que llena de gozo la vida de los padres.
- Cuando construimos relaciones cálidas y estrechas con nuestros yernos y nueras, auténticamente ellos se convierten en un hijo(a) más para la familia y sus alegrías y tristezas también son parte de nosotros. Es por esto, que esta nueva unión se vuelve una experiencia muy especial para todos.
Por último, queremos cerrar recordando una palabra clave en este proceso natural de la vida: proceso. Todo toma su tiempo y es necesario vivir cada momento de la vida con la conciencia del sentimiento que nos genera. Nos cuesta mucho validar lo que sentimos cuando creemos que nuestros sentimientos no son válidos, que “deberíamos” estar siempre felices, cuando la realidad no funciona de esa manera. Sigamos adelante, confiando en que todo lleva su tiempo.
Gary e Isa de Volver a lo esencial