¿En qué áreas cambia la dinámica de pareja cuando llegan los hijos? ¿Cómo afrontarlo?

Recuerdo cuando vi el resultado “positivo” en mi prueba de embarazo con Clara. En ese momento, experimenté una mezcla de emociones: mucha alegría, pero también miedo por cómo nuestra dinámica de pareja cambiaría.

Tener hijos es un regalo maravilloso que Dios nos concede y siempre será una bendición. Los hijos son una herencia del SEÑOR, el fruto del vientre es una recompensa.

Sin embargo, criar a un pequeño ser humano es un desafío. Es por eso que tiene un impacto profundo en la relación de pareja.

Mi esposo, Cristian, y yo hemos descubierto que con cada nuevo hijo llega una especie de “mini crisis” a nuestro matrimonio. Hemos pasado por esto en tres ocasiones y hemos aprendido qué esperar.

Mi experiencia

Les comparto un poco sobre nuestra primera experiencia como padres. Reconozco que nuestra situación fue bastante única. Cristian y yo tomamos la decisión de emigrar a Canadá. Justo cuando estábamos listos para partir, me enteré de que estaba embarazada.

Nuestro plan al llegar a Canadá era que yo trabajara mientras Cristian estudiaba, pero mi embarazo cambió nuestros planes. Decidí quedarme en casa con nuestra hija, ya que no teníamos los recursos para pagar una guardería en ese momento. Además, sentía que no podía dejar a Clara, tan pequeña, al cuidado de otra persona.

A pesar de haber tomado la decisión de quedarme en casa, hubo días muy difíciles para mí. Mi estilo de vida había cambiado drásticamente y sentía que había perdido mi libertad. Incluso sentía envidia de mi esposo, pensaba: “¿Por qué él puede hacer ciertas cosas y yo no? ¿Por qué todo parece más fácil para él, como salir o simplemente tener un viaje tranquilo en el autobús mientras yo me quedo en casa cuidando de nuestro bebé?”

Ahora entiendo que era normal sentirme así. Doy gracias a Dios porque pudimos encontrar las herramientas necesarias para superar esta primera crisis y seguir adelante. A continuación, compartiré un poco sobre cómo lo logramos:

¿Por qué cambia la dinámica de pareja?

Experimentando cambios profundos

Después del parto, la mamá experimenta cambios profundos en su cuerpo. El periodo de posparto se manifiesta y las hormonas nos hacen más sensible de lo habitual. En estas circunstancias, las discusiones pueden surgir por situaciones aparentemente simples, como: ¿por qué no le cambiaste el pañal a tiempo?  Te toca levantarte a ti. ¿Por qué tú no puedes dar de lactar?.

Es muy fácil alterarse y las mínimas situaciones pueden parecer más grandes para una mujer que acaba de parir. 

Reflejo de nuestra propia crianza

Al criar a nuestros hijos se abre el recuerdo de cómo nosotros mismos fuimos criados. Cada uno ha tenido historias de crianza únicas y estas se ven reflejadas con el nacimiento de su nuevo bebé. Por lo cual, encontrar un punto de encuentro en la forma en que ambos desean criar puede resultar desafiante.

Maternando a nuestra pareja

Otro aspecto a considerar es que, como madres, tendemos a “maternar” a nuestros hijos y también a nuestra pareja. Podemos caer en la tentación de querer controlar cada aspecto del cuidado del bebé por considerar que lo podemos hacer mejor. 

Incluso podemos enojarnos si nuestra pareja no actúa de la manera que esperamos. Con el tiempo, aprendemos a soltar y permitir a nuestro cónyuge asumir su rol de paternidad con mayor libertad. Si bien nadie es perfecto en este aspecto, reconocer este patrón de comportamiento y esforzarse conscientemente por mejorar es un paso importante.

Adaptándonos a los cambios 

Es crucial comprender que estamos atravesando un periodo de adaptación. La llegada de un nuevo miembro a la familia altera la dinámica establecida previamente. Por lo tanto, es normal que surjan conflictos durante este proceso.

Durante un tiempo, la atención de la madre estará centrada en el bebé, mientras que la pareja brindará apoyo emocional a la madre. El padre, por un tiempo, estará velando por sí mismo. Es comprensible, ya que él no ha experimentado los cambios drásticos del embarazo y el parto.

Sin embargo, es importante recordar que este periodo es temporal y no durará para siempre. Con el tiempo, encontrarán una rutina familiar que funcione y descubrirán cómo trabajar en equipo en su nueva normalidad. Es cuestión de tiempo y paciencia para adaptarse a los cambios y fortalecer la relación como pareja y como padres.

¿Cómo afrontarlo? 

Recuerda siempre darle prioridad al amor de tu pareja. 

En una relación comprometida, entendemos que el amor es una decisión diaria en la que elegimos a nuestra pareja por encima de nosotros mismos. Ser humildes y priorizar la vida de nuestra pareja es fundamental para cuidar nuestra relación.

“No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses, sino también por los intereses de los demás” – Filipenses 2, 3-4.

Recuerda que no siempre las responsabilidades serán repartidas en un perfecto 50/50. 

A veces, le tocará al esposo estar más pendiente de las necesidades de su pareja o viceversa. Con la llegada de los hijos, la madre estará más atenta a las necesidades de su pequeño y le tocará al nuevo papá estar atento a las necesidades de la mamá y de su nuevo bebé. 

Un buen consejo para el esposo en esta etapa es que durante el día le pregunte a su esposa: ¿Cómo estás?, ¿Qué necesitas de mi hoy?  

La comunicación es clave. 

Recuerdo que en nuestro curso prematrimonial (Ser Pareja del Centro Catequético) nos dijeron que siempre debíamos compartir cuatro aspectos de nuestra vida: 

  1. Antecedentes: como mi historia ha impactado mi personalidad y cómo afecta mis relaciones actuales. 
  2. Necesidades: por ejemplo: cariño, seguridad, compañía, libertad, aprobación, confianza, etc. En especial aquella que alguna carencia del pasado ha vuelto aguda. 
  3. Metas y valores: aspiraciones y sueños para la vida. 
  4. Sentimientos: es importante saber reconocerlos, aceptarlos y expresarlos. 

Tener esta herramienta nos ha servido mucho para prevenir conflictos y cuando vienen las discusiones saber cómo llegar a una solución que pueda ser buena para los dos. 

Un tip práctico, que Cristian y yo hacemos, es establecer momentos regulares para conversar sobre lo que ha ido bien y lo que nos ha molestado en la semana.  Expresar nuestros sentimientos y necesidades de manera respetuosa y constructiva puede ser un bálsamo para nuestro matrimonio y nos ayuda a encontrar soluciones.

Por ejemplo, la pelea surge porque mi pareja no pasa tanto tiempo en casa ocupándose de las tareas domésticas. Él piensa que está ayudando porque se fue a la cochera a lavar el carro, mientras que en la casa hay mucha ropa por lavar. He aprendido en mis años de casada ser clara con mis necesidades. Aunque para mi es obvio, porque veo la pila de ropa acumulada para lavar. Tengo que ser clara y pedirle lavar la ropa y no quedarme callada y renegar porque no lo hizo, sino actuar al respecto.

Crear momentos de conexión

Otro punto importante es ser intencionales en tener momentos de conexión como pareja. Luego de un día cansado de jugar, cambiar pañales, contener emociones, de criar. Llega la noche y solo queremos descansar. Incluso, caemos en la tentación de cada uno estar en su dispositivo electrónico en vez de tener un momento para compartir. 

Cuando digo compartir, me refiero a todo, desde tener una cita fuera de la casa, hasta algo tan sencillo como conversar con una copa de vino en la cocina mientras los niños duermen. 

También debemos ser intencionales en los encuentros sexuales que tendremos como pareja. No digo que debemos perder la espontaneidad. Cada matrimonio es diferente, pero si es necesario para ti poner en el calendario cuándo tendrás relaciones sexuales con tu pareja, hazlo. Es muy importante que ese lazo no se pierda. Cada matrimonio decide la frecuencia de sus encuentros sexuales, pero sí es importante que los haya para asegurar esa conexión y cercanía tan necesaria para la pareja. 

Oración con y por tu pareja

Finalmente, te aconsejo que ores con y por tu pareja. Tener ese encuentro con Dios como parte de su rutina es fundamental para la unión en tu relación. 

Les dejo algunas citas con las cuales pueden reflexionar y orar juntos:

Ora por su unidad, no pelear entre ustedes sino contra el problema: 

Si atacan a uno, los dos harán frente. La cuerda de tres hilos no es fácil de romper. 

~ Eclesiastés 4, 12 ~

Ora para ver a tu esposo con los ojos del amor de Dios, llenos de perdón:

Ante todo, tened entre vosotros intenso amor, pues el amor cubre multitud de pecados. ~ 1 Pedro 4, 8 ~

Ora para tener sabiduría para tomar buenas decisiones: 

Confía en el SEÑOR con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas. ~ Proverbios 3, 5-6 ~

Ora para que su amor crezca todos los días: 

Que el Señor los haga crecer más y más en el amor que se tienen unos a otros y en el amor para con todos, imitando el amor que sentimos por ustedes. ~ 1 tesalonicenses 3, 12 ~

Recuerda que los desafíos son temporales. Siempre habrá momentos buenos y difíciles en la vida. La temporada de tener niños pequeños es una etapa que pasará, pero es esencial recordar que están en el mismo equipo. A medida que enfrenten juntos los retos que surjan, confíen en que encontrarán formas de superarlos y fortalecerán su amor y compromiso mutuo.

Mirian Oria 

@anordinary_mom

Compartir

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

artículos relacionados