Un error que se comete en la vida cotidiana en la familia, con los amigos, la pareja, o en cualquier grupo en general es que los problemas que le acontecen a algún miembro o a la pareja, son causa de preocupación y por lo tanto queremos ayudar a resolverlos sin antes analizar los propios límites.
No es que sea malo, pues es una reacción natural el preocuparse por el bienestar del ser querido, pero hay que tener en cuenta el papel que se ocupa en cada relación para saber hasta donde está bien ayudar: no es lo mismo ayudar a tus padres, a tus hermanos, a un amigo o a tu novio o novia, pero es menester aclarar que en cualquiera de los casos se debe hacer consciente en qué momento se sobrepasa la línea entre apoyar y hacer los problemas propios.
Si el problema de tu novio ya está siendo causa de que tu vida y tus aspiraciones queden en un segundo o tercer término, ya es motivo de manipulación, si tienes el sentimiento de tener una carga constante que no te corresponde, te genera muchas dudas, te aleja de la gente que amas, te sobrecarga de responsabilidades las cuales no están a tu alcance, sientes que tú haces mucho y la otra persona no pone de su parte, entonces significa que está habiendo un sobreinvolucramiento y que es momento de establecer prioridades de acuerdo a tu rol:
El rol de novia y del novio
1. Principalmente está el no querer cambiar o “convertir” a la persona o confiar en que algún día será diferente, si notas que sus valores no empatan con los tuyos, tiene actitudes que sabes que no están bien o hace cosas que no son negociables para ti, es importante que se comience a valorar si realmente se quiere seguir con la relación.
2. No debe haber un sobreinvolucramiento, o sea, no ocuparse al cien por ciento de los problemas del otro, que por la confianza que se ha adquirido a lo largo de la relación es probable que lo que se le diga o haga a la pareja se sienta como si te lo hubieran dicho a ti. Sin embargo, no difuminar las personalidades, es decir reconocer que tus dificultades no serán las de tu pareja y viceversa y que cada uno tendrá maneras diferentes de afrontarlas los llevará a conocerse más de manera personal y como pareja.
3. No significa no tener empatía, de hecho, la empatía lleva a una escucha activa (tanto las señales verbales como las no verbales), a empatar emocionalmente con la persona y comprender por qué hace las cosas de cierta manera sin juzgarla.
4. Hacerle saber explícitamente que siempre podrá contar con tu compañía, con tu escucha y apoyo dentro de tus limitaciones (claro que si te pide un favor que está a tu alcance, le ayudas con eso), porque es fácil asumir que la otra persona ya lo sabe, pero eso lo hará sentir reconfortado y respaldado. A veces lo único que necesita la persona es sentirse escuchada y acompañada.
5. Confiar en la capacidad que tu novio/a tiene para solucionar y salir adelante: el reconocer sus fortalezas, puede que le dé una nueva perspectiva de las cosas y que le ayude a su autoestima. Si consideras muy necesario hacerle ver un error que está cometiendo, se hace de forma cautelosa y sin ser juez y se expresa como un área de oportunidad evitando la palabra “eres”. Por ejemplo en lugar de decir “no sabes escuchar” o “eres un indiferente” puedes decir: amorcito, he observado que cuando te quiero decir algo importante, no me ves a los ojos y te pones a hacer otras cosas y eso está afectando la relación porque me siento ignorado/a pero creo que no lo habías notado.
6. Ayudarle a distraerse con detalles que le agradan, por ejemplo: cariños, algún paseo, ver una película, etc. (recomiendo leer los 5 lenguajes del amor).
7. Tener mucho cuidado cuando son asuntos con la familia de la persona, todo lo que se le vaya a decir sobre su familia tiene que ser con mucho respeto.
¿A qué se refiere con que en una pareja debe existir mutua ayuda?
La característica principal de la ayuda mutua es que viene de una relación horizontal, o sea que ninguno está por encima del otro, mucho respeto, empatía, que ambas partes van hacia un mismo objetivo, un diálogo honesto aceptando a la persona y a la vez siendo auténtico, un compromiso verdadero, comunicación bidireccional (que ambas partes sean escuchadas), y que haya un espacio íntimo o sea un espacio emocional y de comunicación al que nadie pueda involucrarse, solamente la pareja.
Entonces si no hay mutualidad en el noviazgo, de acuerdo con el rol que se revisó anteriormente, no habrá crecimiento ni maduración como pareja y se podría decir que, como tal, no existe una relación.
Si solo una de las dos partes tiene el interés y es la que hace todo por ambos o la mayor parte, entonces es necesario hablar con la pareja y saber qué está pasando, también es importante el autoanálisis y el asistir a terapia para trabajar la inteligencia emocional y preguntarse por qué se está conformando con una relación así o por qué se está con una persona que queremos cambiar todo el tiempo o solucionarle sus problemas personales sintiéndose el superhéroe de él o ella, porque puede que tenga que ver con alguna herida de la infancia como de rechazo, abandono y demás.
Por último, algo que ayuda a que haya una adecuada mutualidad en la pareja y que las prioridades en el noviazgo estén claras, eliminando toda actitud de uso y que haya un trabajo en el amor verdadero, sin vendas ni apegos innecesarios es el ejercicio de la castidad y el seguir formándonos en el amor verdadero.
¡Hasta pronto!
Psic. Fernanda Vargas