
Trato de poner en palabras lo que ha sido mi camino en la Fe y pienso: “¿Cuándo fue la última vez que estuve cerca de Jesús?” Sí, de ese Jesús que toda la vida me dijeron que era mi amigo, mi confidente, alguien que camina conmigo a donde quiera que vaya. Seguramente tú que estás leyendo este artículo, atraído por el título, y motivado por una sequía espiritual o falta de ganas para retomar la oración, has venido buscando una respuesta clara a la pregunta que nos tiene aquí el día de hoy: ¿Cómo retomar mi fe? Déjame decirte que no tengo la receta secreta que te ayudará a responder esta pregunta, pero lo que sí puedo decirte es que la vida con Dios se parece mucho más a una montaña rusa -llena de sube y bajas- que a una carretera completamente recta.
Recuerdo un momento de mi vida muy particular en el que me acercaba a Dios una y otra vez y lo único que escuchaba era su silencio lejano y me preguntaba –como el cuento de caperucita y el lobo-: “Dios: ¡¿ESTÁS AHÍ?!”. Te cuento esto para que veas que no eres la única persona que ha tenido, o tiene, un momento en el que se ha alejado de Dios, y algo que a mí me ha funcionado es tener muy claro que solo Dios es perfecto, pero en mi debilidad y con todas mis imperfecciones, Él me sigue amando y buscando cada día. Hoy quiero darte cinco consejos prácticos para que retomes este camino lleno de curvas:
- Hazte la pregunta: ¿Quiero estar cerca de Dios?
La respuesta a esta pregunta es tan sencilla como necesaria, porque con base en ella, podremos ir a los cuatro consejos siguientes o no. Si tu respuesta es: “Si”, continúa leyendo. Si tu respuesta es: “No”, calma, Dios no obliga a nadie. Él no quiere esclavos que se sometan a Su voluntad, quiere Hijos que lo elijan por amor.
Pon los medios. –
- Ten vida de oración.
Visitar una Capilla en donde está el Santísimo, es una de las cosas que más me ha ayudado en los momentos en los que he estado alejada de Él. Simplemente platicar, porque eso es la oración, tener un diálogo con Jesús. Ten visitas frecuentes, así como irías a visitar a cualquier amigo, y sé muy sincero/a, dile: “Oye, la verdad es que en estos momentos no siento motivación para orar”, esa ya es una oración en sí. Olvida las formas por un momento y recuerda que Dios quiere que te acerques a Él completamente humano/a.
- Lee Su Palabra para que sepas qué haría Jesús.
Tengo muy presente que en muchas ocasiones en las que dudaba cómo actuar, qué decir, o incluso qué callar, recibía este consejo: “Piensa: ¿qué haría Jesús?” por mucho tiempo me conflictuó esta respuesta porque cómo iba yo a saber qué haría una persona que no conocía. Por eso es importante que leamos los Evangelios, que nos adentremos en la Palabra de Dios, para saber cómo actuaba Jesús y poder hacerlo de ese modo. Te sorprendería saber que Jesús también oraba. Si Él necesitaba hacerlo, cuánto más nosotros.
- Visita a Jesús en la Eucaristía.
Los católicos tenemos el regalo de poder recibir a Jesús todos los días en la Eucaristía, un regalo que damos por hecho y valoramos poco. Si crees que te has alejado de Dios, visítalo en donde se hace presente por completo, y repite el acto de amor más grande que ha tenido por ti. La Santa Misa es la oración perfecta, no olvides que hay Alguien que te espera con los brazos abiertos.
- Ten una red de apoyo.
No podemos pretender que seguiremos siempre en un mismo camino, si vamos completamente solos, la realidad es que necesitamos de los demás para llegar a la meta. Tener un Director Espiritual y una comunidad te ayudará a no bajarte del barco tan fácilmente, los amigos en Cristo nos recuerdan que la vida con Dios vale la pena, no porque nuestras vidas sean perfectas sino porque en nuestra debilidad, Dios manifiesta Su fortaleza.
Ver la acción de Jesús en la vida de los demás muchas veces me ha ayudado a mantener la esperanza en un Dios que es fiel a Su palabra y que cumple Sus promesas. Y tener dirección espiritual me ha iluminado el camino de una manera en la que nunca pensé que necesitaría alumbrar mi Fe. Yo te animo,
¡haz la prueba y verás qué bueno es el Señor!
No quisiera terminar sin antes decirte que estar lejos de Dios significa saber que Él nunca se aleja de ti, no creas que esto es algo raro. Te aseguro que Él te mira con ternura y se compadece, agradece que quieras volver, no te canses de buscarlo y recuerda que solo en Él hay vida en abundancia. Gracias por llegar hasta aquí, oro porque tu corazón y el de Jesús, se encuentren de nuevo, y cada día.
¡Hasta la próxima!
“Nos has hecho Señor para ti e inquieto estará nuestro corazón, hasta que descanse en Ti”. – San Agustín
LCF. Pamela Vizcaíno – @pamvizcaino