
Te han dado el anillo o le has pedido matrimonio (dependiendo si eres la novia o el novio :P) y…después de emocionarte y tomarte muchas fotos, te preguntas ¿ahora por dónde empiezo?
En el 2018, cuando nos comprometimos, a parte de la emoción y alegría que sentimos, nos entró un gran sentido de responsabilidad y nos preguntamos “¿y ahora?” Sabíamos que estábamos “listos” (entre comillas, porque uno nunca estará completamente listo) para dar este paso tan importante, pero no sabíamos por dónde comenzar.
Pusimos fecha, eso fue lo primero. Luego, conversamos. Ambos coincidimos en que lo más importante, más allá de la fiesta, la luna de miel y en dónde vamos a vivir, era la preparación para nuestro matrimonio, lo demás vendría por añadidura.
Ahora te preguntarás, ¿por qué es tan importante prepararte? o mejor dicho ¿para qué?
Aquí las respuestas:
- Se viene el proyecto más importante de tu vida: Tu matrimonio.
¿Acaso cuando has tenido que hacer proyectos en el colegio/ universidad o algún proyecto personal, no te has esforzado para que te salgan bien? Pues ponte a pensar que el matrimonio es el más grande (y mejor) proyecto de tu vida. ¿Acaso no quieres prepararte bien? Para que las cosas funcionen hay que esforzarse y, justamente, hacer que funcionen, no “esperar” a que pasen.
- El matrimonio es cosa seria y para toda la vida… así que ambos tienen que saber en lo que se están metiendo.
Es probable que tu novio/a y tú no sepan lo mismo o, incluso, tengan diferentes puntos de vista sobre el matrimonio y lo que significa. Es muy importante y necesario que ambos se casen entendiendo la profundidad del “Te amaré hasta que la muerte nos separe”. Para cuidar algo, hay que amarlo. Para amarlo, hay que conocerlo. Si queremos cuidar de nuestro matrimonio, hay que conocer qué significa este sacramento.
- ¿Estás segura/o de que se conocen bien? Hay conversaciones que deben tenerse sí o sí antes de casarse…
Seguramente, estás pensando “obviamente lo/la conozco; por eso, me quiero casar con él/ella”, pero ¿conoces cuál es su visión sobre su futura familia?, ¿cómo pasarán Navidad de ahora en adelante? o ¿cómo se distribuirán sus ingresos y cuáles serán los gastos a los que les den prioridad, etc? Hay conversaciones que no las hemos tenido antes de comprometernos y que, recién en esta etapa, las estamos teniendo. Es importante llegar a acuerdos “antes de” y así ahorrarnos pequeñas y grandes discusiones después. Aunque igual las habrá, mientras más podamos “prepararnos” para ellas, mejor, ¿no?
- Lo que no se resuelve antes del matrimonio, no se resolverá después.
Como cualquier pareja, seguro también tienen problemas o discusiones que son más frecuentes que otras. Temas que les siguen generando incomodidad o que, algunas veces, ni siquiera quieren hablarlo: La relación con la familia de cada uno, la parte económica, los celos, etc. Todo esto tienen que trabajarlo durante el noviazgo. Muchas personas creen que “cuando se casen, las cosas cambiarán y ya no tendremos este problema”, pero nada más opuesto a eso. Lo que no se resuelve antes, no se resolverá después (o se hará muchísimo más difícil hacerlo después). Háblenlo, discútanlo con respeto y, sobre todo, trabajen en esos puntos. Esas “pequeñas” cosas que no se solucionaron, posiblemente, sean las que debiliten, poco a poco, su matrimonio.
Por eso, ¡pilas! Hay mucho por hacer en este tiempo que les queda hasta el matrimonio.
Por supuesto que, también, en paralelo, planificarán la recepción, la luna de miel y en dónde van a vivir, porque es súper importante, PERO que no les quite la paz ni los distraiga de la prioridad: Que ambos vivan su compromiso pensando que pronto serán una sola carne para siempre.
La boda es un día y el matrimonio es para toda la vida. Tendría más sentido ponerle más ganas a lo segundo, ¿no?
¡Los leemos en los comentarios!