
Nunca olvidaré el día en el que quise ir a una fiesta con un vestido muy corto, un vestido que se pegaba completamente a mi cuerpo y con el que apenas y podía caminar. Yo sabía perfectamente que me sentía incómoda usándolo, pero ¿cómo iba a rechazar el vestido que mi amiga me había prestado? No fue necesario que lo rechazara, porque mi mamá, al verme con el vestido puesto, me dijo que tenía que cambiarme o no podría ir a la fiesta. Tuve que recurrir a un vestido horrible de color negro, que parecía más una tela gigante, que un vestido que alguien quisiera usar, pero agradezco haberlo usado porque si no no tendría algo para contarles… Estas dos prendas, completamente diferentes entre sí, me enseñaron algo muy valioso sobre la virtud de la que hoy quiero hablarte: la modestia.
¿Qué es?
La modestia es una virtud que se deriva de la templanza y nos ayuda a poder expresar correctamente nuestro interior a los demás. En un mundo como el que hoy vemos, es difícil que alguna persona se interese por conocer nuestro interior, de hecho se ha vuelto algo raro, porque vivimos de fotos de Instagram, de poses, de likes y estamos muy preocupados por hacerle ver al mundo –de las redes sociales– quiénes somos. No estoy diciendo que compartir sobre nosotros mismos en cualquier red social sea malo, sino que a veces podemos caer en esta necesidad de aprobación que nos roba la paz y nos hace preguntarnos constantemente sobre nuestra belleza física; en el caso de las mujeres, en la adolescencia, cuando queremos pertenecer y estamos reafirmando nuestra identidad, se convierte en algo peligroso una pantalla que es tan tajante al momento de emitir un juicio sobre nosotras mismas, solo existe una posibilidad de respuesta: “me gusta” …o no.
La modestia no es simplemente un manual de vestimenta específicamente para mujeres, porque créeme, los hombres también entran aquí.
Todos estamos llamados a vivirla.
Al ser una virtud, es algo que está al alcance de todo ser humano y que, sin duda, nos trae muchos beneficios. Primero, es una virtud que debe entenderse en el corazón para después poder vivirse, que tiene que ver con nuestra forma de vestir, de pensar, de mirar, de hablar y de actuar… envuelve todo lo que somos y nos da la posibilidad de custodiar lo más valioso que existe: Nosotros mismos.
Entendiéndolo de este modo, podemos reconocer que no toda persona modesta vive una vida recta; algunos pueden tratar a las demás personas con desprecio o ni siquiera piden disculpas cuando lastiman a alguien. Es decir, por más que una persona decida “vestirse modestamente”, claro está que no ha entendido nada de esta preciosa virtud. En el camino de la vida, podemos encontrarnos con diferentes personas que, si bien no ven la vida como nosotros la vemos, si coinciden en el respeto fundamental a la vida humana y a cada persona.
Cómo vivir la modestia en el día a día.
Repito, es imposible dar un manual de reglas de etiqueta para reconocer cuándo sí y cuándo no una persona está viviendo esta virtud, pero aquí te dejo tres tips para vivirla de forma práctica:
1.- Cuida lo que ves y lo que escuchas.- En una sociedad que cada vez está más hipersexualizada, se vuelve complicado descartar el contenido que nos aleja de vivir esto, porque prácticamente hemos sido permeados por nuestra cultura, pero lo que sí podemos hacer es tener en cuenta las películas o series que nos dejan un mensaje positivo, escuchar música que no denigre a ningúna persona, alejarnos de la pornografía y tener en nuestra cuenta de Instagram cuentas que nos aporten algo.
2.- Sé una persona modesta, pero con estilo.- A veces creemos que para vestir modestamente necesitamos estar pasados de moda, pedirle a nuestros papás algún traje antiguo o elegir el peor tipo de ropa en el centro comercial, nada más equivocado que esto. La realidad es que una persona que ha entendido su valor y ha decidido custodiarlo tiene muy claro que quiere verse bien y vestir de forma adecuada, pues está más enfocada en que los demás le miren a los ojos y se interesen por toda su persona, y no únicamente por su cuerpo.
Nosotros, con nuestra forma de vestir, debemos revelarle a la otra persona quiénes somos, invitarla a mirarnos a los ojos, ¡sin distraerse! y debemos invitar a los demás a que quieran conocer nuestro interior.
3.- Trasciende en tu manera de vestir.- Recuerda que la modestia no solo es el tipo de ropa que usas o cómo te vistes, sino sobre todo ¡como eres! Revisa tu trato hacia las demás personas, el respeto que tienes por quienes te rodean, los buenos hábitos que tienes en tu vida y cómo puedes mejorar. Que esta virtud nos ayude a ser mejores de lo que somos, en todos sentidos.
“Deja que tu modestia sea una incitación suficiente, sí, una exhortación a todos a permanecer en paz simplemente mirándote”. – San Ignacio de Loyola
LCF. Pamela Vizcaíno – @pamvizcaino
Gracias por este gran post. ????