¿Orar por mi futuro(a) esposo(a)?

Es preciso aclarar que hay posturas a favor y en contra a esta pregunta, cada una de ellas con sus propias razones. No es que alguna sí esté bien o la otra esté mal, la decisión de hacerlo o no responde a una historia personal que cada uno tiene con Dios. Todo lo que guarda nuestro corazón, todo lo que llevemos en oración a Jesús si es importante para nosotros, para ÉL también lo será.

Importancia de discernir tu vocación

Dice el Papa Francisco: La vocación, más que una elección nuestra, es respuesta a un llamado gratuito del Señor; por eso, llegaremos a descubrirla y a abrazarla cuando nuestro corazón se abra a la gratitud y sepa acoger el paso de Dios en nuestra vida. La pregunta es: ¿ya abrimos realmente el corazón para dar una respuesta generosa al Señor? Si hemos descubierto que nuestra vocación es el matrimonio, ¡adelante! No dejemos de ser conscientes de que nuestra salvación estará puesta en aquel sacramento. Será importante entonces ir preparando el terreno también antes de ejercer nuestra vocación específica.

Solo como recordaris: un hombre y una mujer de Dios son eso: un hombre y una mujer, y no Dios. Solo en nuestro Padre recae la responsabilidad absoluta de nuestra felicidad plena, el único que podrá saciar por completo nuestro anhelo de amor eterno.

El valor de la espera

La voluntad de Dios es buena, perfecta y agradable (Romanos 12,2). Lo que más nos puede costar en nuestra relación con DIOS es el saber esperar su voluntad. Queremos todo YA. Hemos dejado de practicar la virtud de la paciencia. Y es que cuando somos pacientes en los planes que Dios tiene para cada uno, aprenderemos a soltar, a dejar realmente todo en sus manos y a saber CONFIAR. A dejar que ÉL sea quien tome el control de nuestras vidas.

El Padre Thomas Keating decía en uno de sus libros: Si Dios te quiere mucho, no esperes que vaya a acudir en el momento en que lo necesites. Al contrario, parecerá que no acude. Pero hará más de lo que piensas. Tiene todo planeado. Parece ignorarte. Y esa es la señal más maravillosa de que algo grande va a ocurrir. Cuando Jesús acudió por fin a Betania, resucitó a Lázaro de entre los muertos.

Por lo tanto, si ya sabemos que nuestro camino de salvación es el matrimonio, pero aún no llega el idóneo(a) aprendamos a esperar. Y uno de los caminos para hacerlo hermosamente, es la castidad (si aún no has leído el artículo de Castidad en la soltería, corre a leerlo).

¿Cómo orar por mi futuro esposo?

  1. Se ha hablado mucho de la famosa lista de requisitos del futuro(a) compañero(a) de vida para pedirlo en oración a Dios. Quizá algunos en algún momento la han realizado, otros no. Hoy quiero invitarlos a darle un giro a esta lista. En un papel van a escribir cómo les gustaría que sea él/ella. Cuando la terminen la van a leer, y se van a preguntar: ¿todas estas características las tengo yo? ¿ya las trabajé? ¿puedo mejorarlas? ¿me gustaría estar con alguien como soy yo ahora? A veces las personas se afanan en pedir el hombre o la mujer casi perfectos, pero se olvidan de uno mismo y lo que tienen que trabajar para también ser dignos del corazón de la otra persona. Trabaja tanto en ti, en tu corazón, que Dios sabrá poner en tu camino a alguien que esté a tu altura; y que entonces cuando alguien te pregunte cómo quisieras a ese idóneo(a), tú puedas responder: quiero a alguien como yo. El estándar no lo pondrás en una hoja de papel, estará colocado en tú corazón. Recuerden que Dios no les dará menos de lo que merecen y de lo que pedirán en oración.
  2. Ofrece algunos pequeños sacrificios por él/ella. Así primero irás purificando tu alma y te volverás más virtuoso(a) para cuando llegue esa persona.
  3. Colócalo en los momentos de oración que prefieras: rosarios, comunión, alguna devoción especial, etc.

Pero no te olvides que la mejor manera de orar por tu futuro esposo es primero orando por ti, por tu corazón.

Cuidado con la obsesión

Ojo con querer magicalizar la oración. Esto no es cuestión de tener en nuestras manos una varita mágica para que al instante se cumpla lo que pidamos. Si hay algo por lo que nos caracterizamos los cristianos es por decir como María: “Hágase tu voluntad”. Dios sabe lo que nos conviene y el momento en el que nos lo dará.

Para finalizar les quiero dejar una hermosa oración de San Antonio de Padua. Cada vez que la leo me recuerda que Dios nunca llega tarde.

De Dios para ti:

Todos anhelan entregarse completamente a alguien, tener una relación profunda de alma con alguien, ser amado total y exclusivamente.

Pero Dios, a un cristiano, le dice, “No, no hasta que estés satisfecho, completo y contento con ser amado sólo por mí, con entregarte totalmente y sin reservas a mí, con tener una relación intensamente personal y única sólo conmigo”.

Al descubrir que sólo en mi encontrarás tu satisfacción, serás capaz de la relación humana perfecta que he planeado para ti.

Nunca estarás unido a otra persona hasta que estés unido sólo a mí, exclusivo para nada y nadie más, exclusivo para ningún otro deseo o anhelo.

Deseo que dejes de planificar, deja de desear, y permíteme que te dé el plan más emocionante que existe, uno que no puedes imaginar.

Por favor, déjame que te lo alcance. Tú sólo sigue mirándome, esperando grandes cosas.

Sigue experimentando la satisfacción en mí. Sigue escuchando y aprendiendo las cosas que te digo. Tú sólo espera. Eso es todo. No estés ansioso. No te preocupes.

No mires las cosas que tú crees que deseas; tú sólo sigue mirándome a mí, o te perderás lo que quiero mostrarte.

Y entonces, cuando estés listo, te sorprenderé con un amor más maravilloso que no hayas podido soñar jamás. Ya ves, hasta que estés listo y hasta que el que yo tengo preparado esté listo (estoy trabajando, incluso en este momento, para que ustedes dos estén listos al mismo tiempo), hasta que los dos estén satisfechos exclusivamente conmigo.

Y con la vida que les he preparado, no podrás experimentar el amor que ejemplifica tu relación conmigo. Y esto es el amor perfecto.

Y, querido mío, deseo que tengas este amor maravilloso, deseo que veas en la carne, una imagen de tu relación conmigo, y que disfrutes material y concretamente, la eterna unión de belleza, perfección y amor que te ofrezco con todo mi ser.

Sabes que te amo profundamente. Yo soy Dios. Créelo y conténtate.

-Sheyla Cruz

Compartir

7 comentarios en “¿Orar por mi futuro(a) esposo(a)?”

  1. Uf! Increíble el timing de este artículo. Vengo muy obsesionada con el tema, teniéndolo todo el tiempo en el corazón (hasta que pesa), y creo que acabo de leer a Dios diciéndome que espere en Él. Gracias ❤️

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

artículos relacionados