¿Por qué es importante la figura paterna para la dimensión emocional y espiritual?

Cuando las crisis aparecen, se pueden mirar desde dos ángulos: como la señal de un problema fuerte o como una oportunidad para mejorar. 

Una crisis particular de este tiempo moderno es la crisis de la masculinidad, especialmente en la figura paterna de la que hablará este artículo. 

Si bien no es nueva, sus efectos y consecuencias han tenido un impacto que se ha expandido como una ola, que cuanto más grande se hace, más lejos llega y más daño causa. 

Para tener una perspectiva amplia de esta crisis, es vital recordar que ha sido proceso continuo, no siempre motivado por las mismas razones, pero que a su forma han dañado la figura paterna como parte de la masculinidad y en su lugar en la sociedad. 

Haciendo un recorrido en el tiempo se pueden encontrar causas laborales, ideológicas o de una interpretación equivocada de lo que significa ser hombre; que han deteriorado el sentido e importancia de la figura paterna. Entre las principales se pueden encontrar:

  • La ausencia del hombre se hizo más frecuente en las familias a partir del periodo de la revolución industrial con el cambio en el sistema de trabajo, pasando del campo a la producción masiva en las industrias; trabajos más forzados y horarios más extensos. 
  • La percepción creciente de mirar la masculinidad y paternidad, en valorar con mayor peso su rol, en la medida en que provee económicamente. 
  • Las ideologías de género, abanderadas por sectores del feminismo a raíz de la revolución sexual, enfocadas en eliminar toda diferencia entre hombres y mujeres, desvirtuando la búsqueda de derechos justos para la mujer para convertirse en una distorsión de la propia identidad del hombre y la mujer.
  • Finalmente, y como consecuencia de esta lista de eventos, experiencias e historias de familias que han experimentado abandono, violencia o las falsas seguridades del machismo. Siendo en muchas de esas ocasiones también hombres los perjudicados de lo que se les hacía pensar eran sus obligaciones de cómo había que pensar y vivir como hombre.

La complementariedad entre el hombre y la mujer le regala al mundo un equilibrio y unidad fundamental para recordar el lugar que ambos tienen, en la crianza y educación de los hijos. Especialmente en los hombres y su masculinidad, a la cual le es propia la paternidad por su llamado a la protección, cuidado y entrega de sí hacia los otros.  

Para comprender la importancia de la figura paterna en el desarrollo emocional y espiritual, se puede mirar desde lo general a lo particular en los siguientes puntos:

  • Enriquece la experiencia de vivir la paternidad de Dios

Una de las verdades más revolucionarias de su tiempo y a la vez llenas de ternura que Jesús enseñó sobre Dios en sus predicaciones, y de forma especial en hacer el propósito de su vida, al vivir de acuerdo con su voluntad, fue revelar a Dios como Padre.  

La figura paterna del hombre puede ayudar a vivir, aún en sus limitaciones humanas, la experiencia de la paternidad providente de Dios. No solo en un sentido económico o material, sino de la que se vive en la seguridad de que los pasos en la vida van acompañados con su protección, velando por el bienestar de quienes dependen de él, siendo fortaleza en los momentos difíciles, brindando sabiduría ante la confusión, consuelo discreto lleno de amor en el dolor y otras muchas experiencias que la masculinidad puede regalar, para mostrar un poco de cómo es Dios. 

Si puede encontrarse un reflejo de la paternidad de Dios en la figura paterna de abuelos, papás, esposos, tíos, hermanos, sacerdotes, religiosos o amigos que forman parte de las experiencias de la vida cotidiana, se puede también trasladar a la vida espiritual por medio de la oración y aprender a mirar cada vez más a Dios, no como alguien extraño o ajeno, sino como un Padre que quiere tener una relación personal e íntima. 

Es importante recordar que la paternidad de Dios, no aparece como un plan B o alternativa ante las experiencias negativas o adversas en la vida, que se pueden haber formado sobre la figura paterna. Es decir, aunque los hombres de quienes se rodea en la vida, no hayan sido la mejor referencia de ella, Dios permanece firme y fiel hacia sus hijos. Con un significado más encarnado puede vivirse esta certeza cuando las experiencias de vida fueron favorables y positivas.

Esta confianza también fortalece la estabilidad emocional porque brinda una perspectiva renovada con la cual afrontar la vida donde los temores o preocupaciones quieren quitarle la paz al corazón, desde niños y de una forma más madura como adultos, se puede abrazar a esta certeza, como dice el salmo 27: El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? el Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?

  • Responde con la afirmación a los anhelos del corazón del hombre y la mujer

Desde pequeños, hombres y mujeres van descubriendo en su corazón anhelos por los cuales quieren alcanzar la felicidad, la plenitud que Dios mismo ha puesto en él y de forma específica pueden ser correspondidos por la figura paterna, conociendo las diferencias no solo físicas sino también de cómo sienten y entienden el mundo hombres y mujeres. Es aquí donde es importante valorar cómo los hombres en su masculinidad pueden aportar palabras y gestos muy específicos que dan respuesta a estos anhelos.

Para hombres y mujeres, la figura paterna se convierte en un pilar para la confianza en sí mismo, en el reconocimiento de su identidad y el trato que han de tener o esperar recibir del sexo opuesto. La palabra clave es la afirmación de la identidad. 

Palabras clave: “Estoy orgulloso de ti”

Afirmación del hombre al escuchar que es suficiente, que es fuerte, valiente, llamado a vivir grandes aventuras, luchar por lo que vale la vida y por el bien de quienes ama, que todas estas virtudes no le impiden que pueda buscar ayuda o reconocer su fragilidad y que es capaz de amar saliendo de sí mismo, renunciando a la comodidad que lo adormece y orientando su fuerza no para el dominio o la violencia, sino para servir. 

Palabras claves: “Eres hermosa” 

Para el corazón de la mujer es la afirmación de su belleza, no solo de su físico, sino de la que revela desde su corazón. Que es digna de ser apreciada, que con su presencia hace más bello, cálido y humano el mundo, que merece ser tratada con amor y respeto sin anular lo que la hace diferente al hombre o intentar parecerse a él, ya que ambos tienen una igualdad dignidad. Que su sensibilidad y contacto con sus emociones no es algo malo, sino que puede ayudarle a comprender mejor a quienes están cerca de ella, cuidarlos, ofrecerle su ternura y cariño. Su ternura no la hace débil, sino un hogar. 

La afirmación de la identidad trae descanso y estabilidad ante el conflicto de pretender ser alguien que no se es, hacer cosas que expongan a algún peligro o vivir con la angustia de cumplir expectativas que no son sanas o corresponden

Revisado este panorama, se puede reconocer el valor tan necesario e importante que tiene la figura paterna cuando se vive de forma integrada y sana a nivel psicológico, emocional y espiritual para las familias, matrimonios, noviazgos, amistades, entornos laborales, etc. 

Con las excepciones que cada persona pueda identificar en su historia de vida respecto a la figura paterna, no se pretende idealizar este rasgo de la masculinidad, sino ubicarlo en su justa y relevante importancia en el propósito de Dios en la formación de familias y personas más sanas y fundadas en el amor. De la misma manera, para que cada vez más hombres puedan integrarla de manera positiva para ser quienes están llamados y de la mano con la mujer, su compañera y ayuda adecuada, puedan juntos ayudarse a colaborar con Dios para que la unidad a la que están llamados a formar sea de un signo de renovada esperanza para el mundo.

  • Daniel Moreno / @psic.danielmoreno
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