
Ponte a pensar en lo primero que se te viene a la mente con respecto a la palabra “pudor” (tómate unos segundos) puede que resulte ser un significado cerrado, cuadriculado, propiamente de un diccionario, aburrido, antiguo, muy tabú, una de esas definiciones que son lanzadas al aire sin conocer el trasfondo, pero más de uno lo ha utilizado para expresiones como: “Qué vergüenza, ¿no tienes pudor?”, “Se te perdió el pudor en el camino” o “¿Dónde dejaste tu pudor que no lo veo?, es decir casi ni se habla de ello o simplemente dicen que es una virtud más pero no se tiene ni idea de todo lo que abarca y trasciende en el ser humano.
Vayamos al principio, a ciencia cierta nosotros no sabíamos el verdadero significado y menos los ámbitos que esta virtud aborda como tal en uno mismo, una palabra tan pequeña de 5 letras, pero con un peso y trasfondo tan grande. Hoy después de 13 años siendo miembros activos de una parroquia, perteneciendo a una comunidad, formándonos en nuestro noviazgo y hoy en día en nuestro matrimonio, hemos podido escuchar y por fin entender que esta virtud es mucho más que: “Sentir vergüenza de exhibir tu cuerpo con poca ropa o desnudo” debido a que siempre lo relacionan a lo sexual y lamentablemente no es así del todo. Si te quedas con ese concepto terminas enfrascándote en un entorno netamente puritano y muchas veces hipócrita.
La virtud del pudor es una de las tantas virtudes OLVIDADAS, pero por desconocimiento del verdadero significado la echamos por saco roto sin saber que desarrollándola se edifica la relación del ser humano con su creador, es por ello que termina siendo importante y necesaria su difusión correcta. El pudor es la virtud que cuida la intimidad de lo que somos, Dios te dice constantemente que eres lo mejor de su creación y es por eso que terminas siendo lo más sagrado porque seguro muchos no lo saben, pero:
“No tienes un cuerpo, eres tu cuerpo”. La máxima creación de todo lo que existe, si todo lo que Dios creó y que nos rodea es Bueno, Tú que estás leyendo esto como creación máxima eres “Muy Bueno” y es por medio de las virtudes, los valores y forjando la voluntad Dios nos invita a preservar y custodiar lo que somos íntegramente en cuerpo y alma.
Hace unas semanas atrás escuchábamos a Andrea Cobos decir lo siguiente: “Un sacramento es un signo visible de una realidad invisible y si nosotros recibimos a Dios mismo y habita en nosotros pues mi cuerpo también se vuelve un sacramento como un signo visible (Nosotros) de una realidad invisible” es decir, no solo es una gracia sino también conlleva a una responsabilidad donde los demás puedan ver la gracia de Dios y su presencia a través de ti, pero si no eres consciente de quién eres, lamentablemente te lo estas perdiendo todo.
El pudor es custodiar y proteger lo que nos ha sido dado, es decir: “custodiar tu corazón, cuidar el quien eres” y es aquí donde recién entra el famoso y bastante tocado tema del cómo nos vestimos, cómo usas las prendas o qué tratas de mostrar a través de ellas.
Puedes ser una persona muy católica que va camino a misa todos los domingos, pero vestido con prendas completamente apretadas, traslúcidas, dejando poco a la imaginación de los demás etc. Pero aquí el tema no es que: “Te tapes porque eres malo o es pecaminoso lo que muestras” al contrario, analiza unos segundos y pregúntate ¿qué es eso que cubres? o ¿qué es eso que te dicen que debes cubrir? Para gran sorpresa de muchos eres tú mismo, al ser tan increíble, tan valioso, tan de tu Creador y tan espectacular que si dejas que cualquiera te vea, muchos solo lo harán con una mirada de uso y no con amor. Entonces vamos rápidamente y recordamos el “pecado original” cuando la mirada cambió entre Adán y Eva y es ahí donde nace la incapacidad de mirar al otro con pureza, con amor. Es por ello que hoy en día aplicar el pudor, la modestia y templanza ¡como CUESTA! Pero ahí está la super tarea de enseñar al otro a mirarte con amor para dejar de ser un simple objeto de sus deseos desordenados y convertirte en un instrumento para ejercitar la voluntad e incrementar el amor en medio de sus acciones.
Recuerda, no eres una vitrina que muestra un cuerpo con la mejor tendencia, eres tu cuerpo, eres todo íntegramente y por eso la importancia de cuidar tus relaciones personales, tú soltería, tú noviazgo, tu matrimonio, porque si piensas que estos temas tan íntimos son un café por la tarde con “amigos” donde tiras todas las cartas sobre la mesa y que la audiencia escoja de qué parte de tu intimidad hablaras, estás perdido. Lo mejor que podemos hacer para custodiar y preservar el corazón de los demás es custodiando el nuestro como un tesoro digno e invaluable, educándonos en los valores, forjando las virtudes y la voluntad cada día. El otro no tiene por qué verte como un objeto y si tanto anhelas que los demás te miren con respeto no hay mejor tarea que proyectarlo en nosotros y siempre pregúntate:
¿Qué gano vistiéndome así? ¿Qué gano diciendo esto de aquella persona? ¿Cuál es mi intención con este gesto afectivo o amoroso? ¿Qué busco lograr con un vestido bastante pronunciado?…
Finalmente, no olvides que justo porque eres demasiado bueno, mereces ser amado, si todos fueran conscientes de que fueron creados para amar, ser amados y que cuando alguien entra en ti, en tu espacio interior dejas que entre a todo de ti no solo a un cuerpo sino a tu historia, tu corazón, tu vida, tus heridas, a todo de ti. Es por ello que estamos llamados a educar nuestra mirada, que no sea una de uso sino una de amor, una que trascienda y pregúntate cada vez que estás puesto a prueba precisamente para ejercer esta virtud: ¿Cuál es mi intención al decir esto? ¿Qué quiero lograr con lo que estoy mostrando? ¿Lo que voy hacer edifica al otro? ¿Lo que voy hacer muestra amor conmigo y con los demás? ¿De qué forma quiero que alguien entre en mi interior?
Deja ya de vivir bajo las circunstancias pasando el día a día como uno más siguiendo tendencias y haciendo una brecha cada vez más grande contigo misma y por ende con tu creador. Empieza a vivir tu propia historia y no te la pierdas un día más.
Como dijo San Agustín;
“Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar, te enseña a que hagas cuanto puedes, y a que pidas lo que no puedes”.
¿Y tú, pensabas que esto era el Pudor?
Con mucho cariño.
Lorena y Diego
@quelamornosacompane.blog