¿Qué espero de una relación?: diferencias entre idealización, expectativa y realidad

Todos los seres humanos tenemos, en el fondo de nuestro corazón, un anhelo muy grande de amar y ser amados. Este deseo inscrito por Dios en el ser del hombre (varón y mujer) desde el principio, revela una verdad profunda sobre el amor humano. La verdad de anhelo de comunión con el otro, de ser don con otro como yo, que es alguien y no algo.

De cara a una relación amorosa entre una pareja, y teniendo como antesala lo que se mencionó líneas arriba, es preciso que queden claros algunos puntos importantes que hoy, en este breve, pero conciso artículo; vamos a tocar sobre lo que esperamos de una relación. Con base en mi experiencia personal y muchos otros testimonios que he oído y acompañado a lo largo de estos años, son 3 los puntos que hay que diferenciar.

  1. Idealización: las telenovelas, las películas, los cuentos de princesas y demás, nos han vendido la idea, creería yo especialmente a las mujeres, que el amor es un “felices por siempre” sin ningún obstáculo, sin sacrificios, sin momentos incluso de dolor, etc. Y saliendo de las pantallas, en la vida misma quizá, encontramos la sobreexposición de solo lo bonito del amor, pero muy pocas veces nos hablan de lo que realmente hace crecer y madurar el amor: las pruebas, las renuncias, lo que cuesta vencerse a uno mismo, sobre el perdón, las tribulaciones, el cómo lidiar con los defectos del otro, con aquello que no me gusta, etc.; y entonces, cuando llegan esos momentos, lo vemos como algo “malo”, como algo que no debería ocurrir porque el amor solo es hermoso, y tiramos todo al abandono. 

E incluso, y muy importante también, el idealizar a la otra persona como perfecta, que nunca me va a fallar porque me ama, la que nunca se equivocará porque siempre estará buscando lo mejor para mí, etc. Hay que tener muchísimo cuidado con todo este tipo de idealizaciones, de especial manera con la última, pues es importante recordar que, por ejemplo, si esperas por un hombre, una mujer de Dios; ellos seguirán siendo eso, un hombre, una mujer de Dios y NO Dios. Por lo tanto, eso los hace tener una fragilidad humana que día a día está luchando contra el mal, que tendrá momentos en que se caerá, pero seguramente se levantará.

¿Recordamos lo que les decía al comienzo de este artículo? Pues bien, necesitamos tener presente también que la única persona responsable de tu felicidad completa y absoluta, de llenar todos los vacíos de tu corazón, es DIOS. No tenemos porqué darle esa mochila de anhelo de amor infinito a alguien que, en su capacidad de amar, no tiene ese poder sobrenatural de amor, como lo tiene Dios, quien tiene características de amar, 100% divinas.

  1. Expectativa: ahora, esto no quiere decir entonces, que lo que espero y anhelo de la persona con la que quiero compartir mi vida, tiene que tener estándares bajos. Tenemos que trazarnos una expectativa ordenada y clara ¿qué quiero vivir en mi futura relación/en mi relación actual? Y detallar entonces qué cualidades/comportamientos espero de esa persona, cuáles son mis no negociables, qué virtudes visualizo viviendo con esa persona, etc. Bien, esto será lo que espero vivir. Pongamos un ejemplo.

Dentro de todo lo que tracé como expectativas para mi relación, estaba el de participar diariamente de misa con él, rezar el rosario interdiario y de los días que no nos podamos ver hacer videollamada por las noches.

  1. Realidad: entrando a este último punto, en el día a día de la relación y según la naturaleza de actividades de ambos, siguiendo el ejemplo, mi enamorado no me puede acompañar a misa todos los días, pero siempre vamos el domingo juntos; no podremos rezar el rosario interdiario, pero al finalizar el día haremos 3 ave Marías; quizá los días que no nos vemos, solo hablamos unos minutos por videollamada y no por 1 hora como quisiera y lo entiendo porque se levanta muy temprano y llega muy tarde a casa luego de trabajar. 

Y lo entiendes porque no es que no quiera hacer todo esto contigo, porque él (ella) también vive tu FE; sino que su realidad, que ahora es compartida contigo, hace que se viva de una manera distinta. Pero no por ello te dejará de amar o tú dejarás de hacerlo. 

Lo que en este punto debe quedar claro son tus no negociables, mientras estos estén presentes en tu relación y se vivan las virtudes también de acuerdo a ello, lo demás es súper manejable y como yo lo llamo, perfectible.

Concluyendo, no idealicemos a nuestra pareja, tracemos expectativas ordenadas y claras, pero seamos conscientes de que estas pueden variar según la realidad de ambos y que mientras no toque los no negociables, todo puede ser llevado con bien. De esta manera, te aseguro que el amor seguirá creciendo y madurando.

Espero que te haya servido. Dios te bendiga muchísimo.

Con cariño,

Shey.

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