3 razones para no convivir antes del matrimonio

¿Por qué no viven juntos si se aman?

Fue una pregunta que nos hicieron mientras éramos novios, no tan frecuente en nuestro caso, porque quienes nos conocían sabían nuestra postura.

Es bastante común que muchos novios decidan convivir antes de casarse, incluso, sin fecha de boda. En el fondo, el pensamiento es “Nos queremos, ahora hay que probar cómo nos va viviendo juntos” o también “¡Imagínate que no funcione! Uno nunca conoce a una persona realmente hasta que vive con ella…” Son unas de las frases que más hemos escuchado

Nosotros decidimos no vivir juntos antes de casarnos por la Iglesia (porque nos casamos por civil antes y seguíamos viviendo separados) y, en este artículo, te contamos las razones de esta decisión:

  1. Seguir viviendo la castidad.

Desde que tomamos la decisión de vivir en castidad al inicio de nuestro noviazgo, sabíamos que no sería fácil y que tendríamos que poner los medios (como por ejemplo no viajar juntos). Si nuestra decisión era vivirla en el noviazgo, en otras palabras abstenernos de relaciones sexuales pre matrimoniales… estaríamos jugando con fuego si decidimos vivir juntos y dormir en la misma cama. Podrían preguntarnos “pero si ya han vivido tanto tiempo la castidad, podría no pasar nada así duerman juntos” y la respuesta siempre será “nadie nos asegura eso”. La carne es débil y una vez más, ¿para qué jugar con fuego?

  1. No necesitamos “probar” si va a funcionar.

Si hemos trabajado durante todo nuestro noviazgo en conocernos, en tener una buena comunicación… ¿habría algo que tenga que pasar en la convivencia que nos disguste tanto que decidamos terminar?. Si ya hemos tomado la decisión de pasar el resto de nuestra vida juntos porque nos amamos, pues las dificultades propias de la convivencia ¿acaso podrían reducir ese amor? Es cierto que no conocemos TODO del otro: quizás cómo se levanta, las manías que tiene de limpieza (o desorden), qué hace en cada momento libre… pero justamente queremos dejar que eso nos “sorprenda” cuando ya vivamos juntos siendo esposos. Si el amor tiene que ponerse a prueba para “ver si es amor”, entonces desde el inicio, eso no es amor verdadero.

  1. La convivencia no garantiza el “Para siempre”.

¿A qué nos referimos? Sabemos que cuando nos casemos, será para siempre, mientras que, cuando dos novios deciden convivir, no hay un compromiso de que será para siempre. Quizás, para uno de los dos, la expectativa es que posteriormente decidan casarse y formar una familia, pero para el otro es ver qué tal les va y, a la primera dificultad, dejarlo ahí. Creo que esto puede herir mucho a las personas, porque no hay un compromiso total con la relación; a diferencia de que si deciden casarse y esperar a que se den ese sí para siempre y aceptar todo lo que venga después, incluyendo los propios retos de la convivencia.

Siempre hemos pensado que hay un momento para todo. Los novios tienen tanto por hacer, por hablar, por disfrutar. A los esposos les corresponde otras cosas.

Nada nos da más seguridad que haber decidido dar el paso al matrimonio por las razones correctas. No porque “después de tanto tiempo, es lo que hay” o porque “ya hemos vivido cierto tiempo, hay que casarnos”, sino porque realmente la decisión de vivir de la mano del otro es lo que queremos y que hacer feliz a la otra persona es la prioridad. Al matrimonio, lo sostiene el compromiso del Para siempre que se decide cada día, no la convivencia. 

Si te encuentras en medio de la disyuntiva de vivir o no con tu novio o novia, te aseguramos que, si esperas al momento de la boda, los frutos serán enormes. De hecho, la tasa de divorcios es mucho mayor en las parejas que han convivido antes del matrimonio. ¡Dato interesante!

Compartir

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

artículos relacionados