
¿No te ha pasado que en algún momento te han comparado con mamá o papá, bien sea en el físico, en la forma de hablar, en tus gestos? Es prácticamente como si nuestros genes expresaran las huellas de nuestro pasado, aunque nuestro pasado o la historia de nuestras familias nos cause agrado o no.
Pues bien, eso que se ve inscrito en nosotros, en nuestro físico o nuestros gestos responde tanto a nuestra genética, como a nuestros aprendizajes a lo largo de la vida, aprendizajes que van a influir muchísimo en el modo en cómo nos movemos en el mundo, cómo decidimos, cómo aprendemos, etc. Le puede interesar: 4 preguntas para establecer tus no negociables
La manera en cómo nos relacionamos con nuestra pareja no es una excepción de lo anterior. En nuestro trabajo como terapeutas, nos enfrentamos constantemente a algunas de estas preguntas: ¿por qué todos los hombres con los que inicio una relación son infieles?, ¿por qué las mujeres se aprovechan de mi?,¿por qué mis parejas siempre son tacaños?. A continuación vamos a enunciar algunos puntos importantes para poder comprender la razón de por qué se repiten patrones en las relaciones de pareja.
- Haciendo consciente lo inconsciente
¿Alguna vez te has puesto a pensar cómo se formó tu personalidad? Desde que éramos muy niños nuestras familias podrían haber notado que empezamos a adoptar unas formas de movernos en el mundo, de relacionarnos con los demás, de festejar nuestros logros, de afrontar nuestras equivocaciones. Todo esto son aprendizajes que adoptamos a lo largo de nuestra vida y que, tarde o temprano, tendremos que cuestionar. Todos nos hemos enfrentado a miedos, defectos de carácter, actitudes que nos han podido criticar en algún momento, pero lo que no siempre hemos enfrentado es la raíz por la cual se han establecido estas conductas; por tanto, es necesario aprender que hay muchos elementos de nuestra vida que se han plasmado en nuestras acciones y decisiones y no hemos sido conscientes de ello. Por ello, debemos estar abiertos a cuestionarlos y confrontarlos es importante.
- Todo es un aprendizaje
Repetimos patrones en nuestras vidas afectivas y en los diferentes ámbitos de nuestra vida porque es el “modo” que aprendimos de hacerlo. Usualmente, el cerebro aprende una forma para cada cosa: una forma de estudiar, una forma de resolver conflictos, una forma de lidiar con el dolor…de igual forma, aprendes una forma de elegir pareja y no solo eso sino toda la forma de llevar los asuntos vinculados a la relaciòn de pareja: la forma de criar hijos, el manejo del dinero, la sexualidad, el rol del hombre, de la mujer, la forma de ver el trabajo,etc.
Esto se convertirá en patrones que seguiremos de manera inconsciente en la medida en que no nos atrevamos a cuestionar aquello que nos han enseñado nuestras familias a lo largo de la vida. Conformar una nueva pareja implica poner en diálogo dos historias, dos modos de ver el mundo, dos formas de manejar el dinero, dos formas de resolver conflictos, etc. En ese sentido, tanto por el bien de la relación de pareja como por el propio proceso de maduración personal que todos debemos atravesar en nuestra vida, es necesario pensarnos de manera consciente aquello que nos han transmitido y que hemos aprendido en nuestro círculo familiar y en relación con otros, con el fin de identificar si lo que estamos haciendo es saludable con nosotros mismos y con los demás.
- Todo vínculo afectivo responde a una necesidad
No siempre nos lo hemos planteado pero te has preguntado ¿Qué buscas cuando piensas en una mujer? ¿Qué buscas cuando piensas en un hombre? Siempre que tenemos una relación de pareja en el fondo hay una búsqueda personal que queremos que otro nos ayude a madurar, a resolver. Hay personas que buscan satisfacer carencias afectivas; hay quienes buscan la aprobación de sí mismos en el otro; otros que buscan equilibrar la ausencia de su figura paterna o materna, la lista pareciera no terminar. En ese sentido, mientras no seamos conscientes de qué es lo que estamos buscando en el otro será muy difícil cambiar nuestros patrones de elección de pareja y no solo el modo de elegir pareja, sino aquello que vivimos dentro de la relación.
El modo como se desarrolla la dinámica de la relación de pareja está muy permeado por esta necesidad de fondo que cada miembro de la relación tiene. Muchas veces, conversando con pacientes que sufren por no tener pareja, o que sufren en su relación de pareja descubrimos que hay muchas “tareas” que se le asignan a la pareja que no le pertenecen, sino que queremos que nos provea, pues nosotros mismos no hemos recibido eso: aceptación, protección, hay quienes no buscan pareja sino que buscan en su pareja un “padre” que se haga cargo de sus necesidades, o una “madre” que provea su cariño y ternura. Asignar esos roles de las figuras parentales a la pareja sitúan al otro en un lugar que no le corresponde y causa mucho daño a la relación.
Recogiendo lo dicho, podemos decir que la repetición de patrones en nuestras relaciones amorosas responden a aprendizajes sobre el amor, y que estos patrones están muy guiados por las necesidades que cada uno percibe en su interior en diferentes niveles. Mientras esas necesidades no se hagan conscientes, se sanen y transformen, nos inclinaremos a buscar el mismo perfil de hombre y mujer y a presentar historias similares en nuestras relaciones. Trabajar esas heridas nos ayudará a elegir una pareja no por nuestras heridas, sino por nuestros anhelos, de modo que tengamos una experiencia diferente en las relaciones y no sintamos que vivimos una misma historia, contada a través de diferentes parejas. Dios no es ajeno a nuestra realidad, Él más que nadie sana tus heridas y los psicólogos somos instrumentos de Él para acompañar estos procesos.
-Isa y Gary @volveraloesencial